A la hora de hacer la compra, nos vemos asaltados por una oferta de productos cada vez más amplia que nos muestra mensajes, a veces, confusos. En ocasiones elegimos mal, ya sea por desconocimiento, falta de tiempo o porque no tenemos unos hábitos alimentarios buenos.
En este sentido, en el supermercado podemos distinguir cuatro categorías de alimentos, según el sistema NOVA propuesto por la Organización Mundial de la Salud (OMS) junto a la FAO. En el primer grupo se encuentran los alimentos naturales, que pueden ser de origen vegetal o animal y no contienen sustancias añadidas como sal, azúcares o aditivos (frutas, verduras, carne y pescado frescos, por ejemplo); y los alimentos mínimamente procesados, sin ingredientes añadidos y que, como mucho, llevan alguna técnica de conservación como la congelación o el envasado al vacío (pasta, arroz, zumos o pescados congelados).
Por lo general son alimentos ricos en azúcar, sal, grasas y calorías, además de todo tipo de aditivos
En el segundo grupo se encuentran los ingredientes culinarios tales como sal, azúcar, aceite, mantequilla o vinagre, que aunque no se ingieren solos, son muy habituales en el cocinado. Después están los productos procesados saludables, como los ahumados, las conservas, y los yogures y quesos con menos de 5 ingredientes y sin azúcar añadido. Son alimentos que cuentan con sal, ácido cítrico, agua o especias en su composición.
En el último grupo están los alimentos ultraprocesados, que según la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU), son aquellos alimentos sometidos a tratamientos industriales tan intensivos y con tantos aditivos que los ingredientes originales apenas se reconocen. Los más consumidos en nuestro país son las carnes procesadas (embutidos), las bebidas azucaradas, la bollería y los aperitivos, pero también algunos lácteos (yogures de sabores) y los platos preparados.
Por lo general son alimentos ricos en azúcar, sal, grasas y calorías, además de todo tipo de aditivos. Y está demostrado que su consumo habitual tiene efectos poco saludables: un aumento del 10% en la dieta incrementa a su vez un 10% el riesgo de sufrir cáncer. Además, favorecen el desarrollo de enfermedades vasculares, coronarias, hipertensión, diabetes tipo 2 u obesidad.