La aspirina es un medicamento utilizado para tratar dolores leves o moderados ocasionales (de cabeza, musculares, dentales, menstruales o de espalda). También es muy efectivo para bajar la fiebre. Para un uso adecuado, debe tomarse después de las comidas o con algún alimento; nunca con el estómago vacío.
No debe administrarse en menores de 16 años y en caso de embarazo, lactancia o edad avanzada (mayores de 65 años), es importante consultar con un médico antes de su consumo, ya que su uso podría estar contraindicado.
Los efectos adversos frecuentes incluyen: trastornos respiratorios, trastornos gastrointestinales, hipoprotrombinemia, erupciones cutáneas, urticaria y picor
Asimismo, la Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios (Aemps) desaconseja tomar aspirina en caso de ser alérgico o haber tenido alguna reacción alérgica al ácido acetilsalicílico, padecer o haber padecido asma, tener úlcera de estómago, padecer hemofilia, estar en tratamiento con anticoagulantes orales y padecer enfermedades del riñón.
Como todos los medicamentos, la aspirina también puede tener algunos efectos secundarios. Los efectos adversos frecuentes incluyen: trastornos respiratorios, trastornos gastrointestinales, hipoprotrombinemia, erupciones cutáneas, urticaria y picor.
Por su parte, dentro de los efectos adversos poco frecuentes se encuentran: anemia, trastornos del hígado y síndrome de Reye en menores de 16 años.