Cerrar el teléfono e irse directamente a dormir se ha convertido en la rutina nocturna de casi cualquier persona. Sin embargo, hay a quien la luz del móvil o el estar operativo hasta justo el momento previo de acostarse le provoca insomnio.
Y es que, la luz artificial producida por los dispositivos electrónicos, ya sean móviles o tablets, señala a nuestro reloj interno que todavía es de día, retrasando, de esta manera, la producción de melatonina y dificultando, por tanto, la aparición del sueño.
Cerrar el teléfono e irse directamente a dormir se ha convertido en la rutina nocturna de casi cualquier persona
En este sentido, el vicepresidente de la Sociedad Española del Sueño (SES), Javier Puertas, aclara que utilizar el teléfono implica un grado de atención. "Cualquier tarea, ya sea leer mensajes de Whatsapp o recibir llamadas, implica un nivel atencional, lo que no permite una adecuada conexión psíquica, física y emocional antes de ir a dormir".
Por un lado, está el estímulo emocional que provoca el smartphone y, por otro lado, el efecto que tiene una emisión de luz a escasos centímetros de nuestros ojos sobre los mecanismos de estímulo, vigilia y sueño del cerebro.
''Es importante hablar de nuestro reloj interno y su vínculo con la luz y la oscuridad. El reloj interno está controlado en gran medida por la hormona de la melatonina. Los receptores en nuestros ojos son sensibles a la luz azul y le indican al cerebro que es de día: hora de estar alerta y despertarse. Para que nuestra melatonina mantenga un ciclo saludable de sueño, los móviles y los portátiles, por ejemplo, solo deben usarse para una extensión muy limitada de una a dos horas antes de acostarse'', añade la doctora Verena Senn, neurobióloga y experta en sueño para la firma de colchones Emma.