La adrenalina, también llamada epinefrina, es una hormona y un neurotransmisor que segrega el cuerpo de manera natural a través de las glándulas suprarrenales, localizadas en la parte superior de los riñones. El organismo produce y almacena esta sustancia y la libera en situaciones de alarma, estrés, miedo, peligro o excitación. Con su liberación, ayuda al cuerpo a enfrentarse a este tipo de situaciones.
Además, la adrenalina puede ser sintetizada en un laboratorio para utilizarla como medicamento en diferentes situaciones como la parada cardiorrespiratoria, así como reacciones asmáticas y alérgicas graves y anafilaxia, ya que pueden llegar a provocar la muerte.
La adrenalina, también llamada epinefrina, es una hormona y un neurotransmisor que segrega el cuerpo de manera natural a través de las glándulas suprarrenales
Según la Sociedad Española de Inmunología Clínica, Alergología y Asma Pediátrica (Seicap), sobre el corazón, estimula la contractilidad y, por tanto, aumenta la frecuencia cardiaca, además de aumentar la presión arterial. Al actuar también sobre los vasos sanguíneos, contribuye a aumentar la presión arterial, fundamental para revertir los efectos de los estados de shock.
''Debido a su efecto a nivel de los pulmones, produce broncodilatación y tiene, a su vez, un efecto descongestionante en la mucosa de las vías respiratorias, esencial para abrir la vía aérea, que puede encontrarse comprometida en el caso de crisis asmática o anafilaxia grave'', detalla la Seicap.
Una vez administrada, el tiempo de actuación es muy rápido, observando sus efectos en cuestión de minutos, pero son de corta duración (unas 2 horas), por ese motivo en ocasiones, hay que repetir su administración cada 5-15 minutos, y una vez administrada, permanecer en observación en un centro sanitario, durante al menos unas 4 horas, apostilla la Seicap.
Tal y como destaca la Biblioteca Nacional de Medicina de Estados Unidos, entre los efectos secundarios de la epinefrina destacan: enrojecimiento de la piel, ritmo cardiaco rápido, náuseas, vómitos, sudoración, mareos, nerviosismo, dolor de cabeza, piel pálida y debilidad.