Según explica la farmacéutica Irene Suárez, la metronidazol es un antibiótico del grupo de los imidazoles. Además, presenta actividad antiparasitaria. Es activo sobre un número importante de bacterias. No obstante, y al igual que cualquier otro antibiótico, no tiene ningún efecto frente a infecciones causadas por virus, como gripe, resfriado, COVID-19 o la mayoría de las infecciones de garganta. También se han descrito casos importantes de bacterias resistentes a su efecto.
Está indicado para el tratamiento de una amplia variedad de infecciones, siempre que se demuestre previamente que la bacteria o el parásito causante es sensible al efecto de metronidazol. Se usa para tratar, entre otras, infecciones uretrales, vaginales, intestinales y hepáticas parasitarias. También para infecciones de la piel que cursan inflamación o rojeces como el acné de la rosácea.
Las reacciones adversas más frecuentes en tratamientos sistémicos con metronidazol son náuseas y dolor de cabeza. Por vía tópica, puede producir enrojecimiento transitorio e irritación
El metronidazol está disponible en el mercado: por vía oral, en forma de comprimidos y suspensión oral; por vía vaginal, en forma de comprimidos vaginales; por vía tópica, en forma de gel y crema; o como inyectable intravenoso. La dosis a emplear y la duración del tratamiento dependen de la localización de la infección y de su gravedad, así como de la presentación del medicamento, y tienen que ser definidas por el médico.
"Por ejemplo para adultos, en el tratamiento de las infecciones de la piel que cursan con inflamación se suele aplicar sobre la piel limpia una fina capa de gel dos veces al día (mañana y noche) durante 3 o 4 meses. Para las infecciones vaginales se suele introducir un comprimido vaginal por las noches durante 10-20 días y generalmente se suele acompañar de tratamiento por vía oral", explica Suárez. "En niños, la dosis a emplear y la duración del tratamiento dependen del peso del niño, de la localización de la infección y de su gravedad", añade la farmacéutica.
Está indicado para el tratamiento de una amplia variedad de infecciones, siempre que se demuestre previamente que la bacteria o el parásito causante es sensible al efecto de metronidazol. Las reacciones adversas más frecuentes en tratamientos sistémicos con metronidazol son náuseas y dolor de cabeza. Por vía tópica, puede producir enrojecimiento transitorio e irritación.