La hipertensión arterial es una de las enfermedades más frecuentes en las personas mayores y se caracteriza porque las cifras habituales de tensión arterial están por encima de 90 mmHg de mínima (diastólica) y de 140 mmHg de máxima (sistólica), siendo esta última la más significativa en las persona de edad avanzada.
Más de la mitad de las personas mayores de 65 años presentan este problema que, por otra parte, debe considerarse como una enfermedad crónica que constituye un importante factor de riesgo cardiovascular.
El problema de esta patología es que normalmente no produce síntomas y si se mantiene elevada durante un tiempo prolongado puede causar enfermedades graves, como:
Enfermedades cardiacas
Accidentes cerebro-vasculares
Arterioesclerosis
Demencia cardiovascular
Lesiones de retina
Enfermedades que afectan a órganos como el riñón o los pulmones
La prioridad en las personas mayores hipertensas es mantener la tensión arterial en cifras normales, mediante un tratamiento farmacológico adecuado para el que se pueden utilizar numerosos tipos de medicamentos.
Es muy importante el control diario en casa de la tensión arterial y las revisiones periódicas en la consulta del médico, ya que en ocasiones se pueden producir subidas repentinas de la tensión que pueden poner en riesgo la vida del paciente