El sueño es una necesidad biológica que varía con la edad. A los 2 años de edad, lo niños duermen una media de 13 horas diarias; desde los 3 a los 5 años, una media de 10-12 horas; y entre los 6 y 10 años, una media de 10 horas.
Según la Asociación Española de Pediatría (AEP), la mayoría de los niños de 2 años continúan haciendo siestas pequeñas, generalmente una por la tarde. Estas siestas pueden durar hasta los 4 o 5 años, pero para evitar problemas por la noche, no deben ser muy largas ni tardías.
''También continúan los despertares nocturnos, pero menos numerosos y más cortos. El número de despertares durante los cuales el niño está más de 20 minutos despierto va disminuyendo con la edad'', detalla la AEP.
RUTINA PARA UN SUEÑO SALUDABLE
En este sentido, para que los niños tengan un sueño saludable, es necesario que los padres establezcan una rutina desde que son pequeños. Por ejemplo, es aconsejable establecer una hora fija para irse a dormir, evitando grandes variaciones.
A los 2 años de edad, lo niños duermen una media de 13 horas diarias; desde los 3 a los 5 años, una media de 10-12 horas; y entre los 6 y 10 años, una media de 10 horas
También debe crearse un ambiente tranquilo, con una temperatura agradable y baja intensidad lumínica. Desde Salud Madrid añaden que ''los padres deben abandonar la habitación del niño cuando está todavía despierto para que aprenda a dormirse sin su presencia''.
Otro aspecto importante es el uso de aparatos electrónicos, que impiden conciliar el sueño. La luz, el ruido y la atención que requieren los aparatos electrónicos crean un estado de excitación que le impide abandonarse y dejarse llevar por el sueño. ''Si están entretenidos hasta caer rendidos, no pueden relajarse. Poner un límite a la actividad diaria y enseñarles que hay distintos ritmos y un tiempo para cada cosa, les ayuda a encontrar calma necesaria para dejarse llevar por el sueño placentero y reparador'', detallan desde Salud Madrid.
Por otro lado, es importante que los niños no consuman bebidas o comidas estimulantes por la tarde. También es fundamental que hagan cenas ligeras y rebajen la intensidad de las actividades físicas, mentales o emocionales.
''Para enseñar a los niños a dormir, todos los que intervengan deben actuar siempre de la misma forma. El niño debe saber que la respuesta del padre, la madre o los abuelos va a ser igual'', explica la AEP.