La eritromicina es un antibiótico indicado en el tratamiento de las infecciones graves bacterianas de pacientes adultos y niños, cuando la administración oral de eritromicina no es posible o suficiente o en aquellos pacientes que precisen concentraciones de eritromicina más elevadas debido a la gravedad de la infección, cuando los pacientes son alérgicos o hipersensibles a los antibióticos betalactámicos (una clase de antibióticos), o cuando estos antibióticos no son adecuados por otros motivos.
Según la Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios (Aemps), no se debe usar eritromicina en los siguientes casos: si eres alérgico a la eritromicina o alguno de sus componentes, si eres alérgico a otros antibióticos macrólidos, si tienes problemas de hígado, si padeces algún trastorno cardiaco o si padeces alguna alteración del equilibrio electrolítico.
La eritromicina es un antibiótico indicado en el tratamiento de las infecciones graves bacterianas de pacientes adultos y niños
Al igual que todos los medicamentos, la eritromicina también puede provocar efectos secundarios, entre los que destacan: molestias estomacales, diarrea, vómitos, dolor de estómago y pérdida de apetito.
Asimismo, la Biblioteca Nacional de Medicina de Estados Unidos detalla que se pueden experimentar otros efectos secundarios graves: dificultad para respirar o tragar, urticaria, ictericia en pies u ojos, cansancio, convulsiones, ritmo cardiaco rápido y dolor en la parte superior derecha del estómago.
''Si experimenta una reacción alérgica, puede aparecer una erupción e hinchazón de determinadas partes del cuerpo, como el rostro y el cuello, acompañado de dificultad para respirar. En cuyo caso debe dejar de usar este medicamento y acudir al servicio de urgencias de inmediato. Póngase en contacto con un médico cuanto antes si experimenta una reacción cutánea grave: una erupción roja y escamosa con bultos bajo la piel y ampollas (pustulosis exantemática)'', especifica la Aemps.