Si hay algo que tienen en común todos los niños, es la facilidad para contraer enfermedades. Su débil sistema inmunitario hace que con frecuencia, sobre todo durante la infancia, se contraigan enfermedades debido a la exposición a gérmenes, virus y bacterias. Los problemas más comunes durante la infancia podemos clasificarlas en dos tipos diferentes: exantemáticas y no exantemáticas.
Las enfermedades exantemáticas son trastornos que afectan tanto a adultos como a niños. Suele manifestarse a través de erupciones en la piel, casi siempre de color rojizo y que aparecen de forma súbita. Las principales enfermedades son:
- Varicela. Esta afección se debe principalmente a la aparición de vesículas en la piel, que están rellenas de un líquido claro, pero que después adquieren un color amarillento. Al cabo de los días, la vesícula se rompe formando una costra que es lo que consideramos como varicela. Suele aparecer en la cabeza y el tronco y entre sus posibles efectos secundarios puede provocar fiebre alta.
- Sarampión. Esta enfermedad suele aparecer en la parte inferior de la boca, las mejillas y el paladar. Con el paso de los días comienza a expandirse hacia la zona de la cara y el cuello. Entre sus efectos secundarios están la aparición de fiebre, dolor muscular y tos.
- Rubéola. Esta causada por un virus de la familia de los togavirus y se caracteriza por provocar lesiones en la piel de color rosado. Primero suele aparecen en la cara, detrás de las orejas y el cuello.
Por otro lado, encontramos las enfermedades no exantemáticas, aquellas que pueden aparecer a cualquier edad, pero que también son comunes en los niños. Las más comunes son:
- Lombrices. Se trata de una enfermedad muy común en los niños. Se manifiesta a través de picor alrededor de las partes intimas, sueño inquieto y despertares durante la noche. La forma de transmisión es por contacto fecal u oral, a través de objetos contaminados como la ropa.
- Rinofangiritis. El típico resfriado que sufren todas las personas. Normalmente, se suele manifestar durante los meses de otoño e invierno y aparecen síntomas comunes como la congestión nasal, la fiebre o la tos.
- Otitis. Conocido como el dolor de oído provocado por una infección a causa de una bacteria. Los síntomas más comunes son el dolor de oído, la fiebre y la diarrea en niños pequeños.
- Amigdalitis aguda. Suele tener una causa bacteriana, entre sus efectos más comunes se encuentran la tos, la congestión nasal y enrojecimiento de la garganta.