Dormir la siesta es una costumbre que tenemos y a la que no podemos renunciar, ya que es una forma de descansar y recuperar el sueño perdido. A pesar de ello, en España, 6 de cada 10 ciudadanos no la duerme nunca.
Según la Fundación Española del Corazón, la siesta proporciona numerosos beneficios físicos y mentales, ente los que se encuentran: previene las cardiopatías, reduce la tensión arterial, facilita el aprendizaje, aumenta la concentración, estimula la creatividad, facilita la resolución de problemas, mejora los reflejos, favorece la abstracción, fomenta la positividad y mejora el estado de ánimo.
También, aunque en menor medida, puede tener efectos negativos. Por ejemplo, después de la siesta puede que te sientas aturdido y desorientado. También, si te has echado una siesta demasiado larga, puede que por la noche tengas problemas para conciliar el sueño.
Para que la siesta sea beneficiosa y no te perjudique, debes echártela en un lugar cómodo, donde la temperatura y el ambiente sean agradables
Por ello, para que la siesta sea beneficiosa y no te perjudique, debes echártela en un lugar cómodo, donde la temperatura y el ambiente sean agradables, sin ruidos y con poca luz.
Asimismo, en Mayo Clinic recomiendan tomar siestas cortas, de 10-20 minutos, ya que si se supera ese tiempo se podría dificultar el sueño por la noche. No obstante, destacan que ''los adultos jóvenes podrían tolerar siestas más largas''.
Por último, la Fundación Española del Corazón manifiesta que ''lo más adecuado es descansar después de comer, entre las 13 y las 17 horas. Diversos estudios demuestran que el periodo de mayor somnolencia está en esa franja horaria. Además, los ritmos circadianos sufren una caída precisamente entre las tres y las cinco de la tarde''.