El cuerpo no puede producir vitamina C por sí solo, ni tampoco la almacena. Por lo tanto, es importante incluir muchos alimentos que contengan esta vitamina ya que tiene muchas funciones y propiedades para nuestro organismo.
En este sentido, los cítricos son frutas sabrosas, refrescantes, accesibles durante casi todo el año y muy ricas en vitamina C. La mandarina, en concreto, según la Fundación Española del Corazón, está formada en un 85 por ciento de agua, contiene poco azúcar y, por lo tanto, pocas calorías, unas 35 por 100 g (dos mandarinas).
Ayudan a combatir el efecto negativo de los radicales libres, refuerzan el sistema immunológico y protegen el organismo
Aporta dosis considerables de vitamina C aunque en menor cantidad que otras frutas, y más pro vitamina A que la mayoría de los cítricos. Asimismo, también posee ácido cítrico y ácido málico, responsables del sabor ácido, pero en menor cantidad que la naranja.
''Además, la mandarina contiene flavonoides (hesperidina, neohesperidina, nobiletina, tangeritina). Al igual que otras frutas cítricas, la mandarina también posee sustancias volátiles responsables de su aroma (limonoides) localizadas en la corteza, un tipo de terpenos entre los que cabe destacar el d-limoneno'', añade la Fundación Española de la Nutrición (FEN).
Todas estas propiedades, tal y como destaca la Fundación Española del Corazón, ayudan a combatir el efecto negativo de los radicales libres, refuerzan el sistema inmunológico y protegen el organismo frente a la aparición de enfermedades cardiovasculares, degenerativas y determinados tipos de cáncer.