Si la producción de lactasa es insuficiente, cuando se tome lactosa ésta no se podrá absorber en el intestino. Esta situación, conocida como malabsorción de lactosa, provoca la aparición de síntomas, que se conocen como intolerancia a la lactosa, según la Fundación Española del Aparato Digestivo (FEAD).
Respecto a las molestias que causa, en condiciones normales, al tomar lactosa ésta es degradada por la lactasa intestinal lo que permite su correcta absorción en el intestino. Si, por cualquier motivo, la producción de lactasa intestinal es insuficiente, al tomar lactosa ésta no se digiere correctamente y se fermenta en el colon provocando los síntomas de intolerancia.
Los síntomas de intolerancia a la lactosa dependen, básicamente, de la cantidad de lactosa que se tome y de la actividad de lactasa intestinal que exista. Si se ingiere más lactosa de la que puede digerir el intestino se desencadenarán los síntomas. Las personas que intoleran la lactosa refieren diarrea, dolor abdominal, distensión abdominal, flatulencia, borborigmos, entre otros.
El tratamiento de la intolerancia a la lactosa consiste en la reducción de la ingesta de lactosa hasta cantidades que no provoquen síntomas
La intolerancia a la lactosa puede sospecharse mediante el reconocimiento de los síntomas y su relación con la toma de leche o derivados. En ocasiones los síntomas son atípicos, como náuseas o cefalea. Por ello, es recomendable confirmar la sospecha sintomática mediante las pruebas de absorción de la lactosa.
¿QUÉ TENGO QUE HACER SI ME HAN DIAGNOSTICADO UNA INTOLERANCIA A LA LACTOSA?
Si me han diagnosticado malabsorción de lactosa pero no tengo síntomas, no es necesario ningún tratamiento. En cambio, si tengo síntomas de intolerancia hay que ajustar la ingesta de leche y derivados hasta alcanzar el control de los síntomas.
La finalidad del tratamiento es disminuir la llegada de lactosa no digerida al colon, y su duración será permanente en las formas primarias, y temporal en las formas secundarias a alguna enfermedad intestinal.
El tratamiento de la intolerancia a la lactosa consiste en la reducción de la ingesta de lactosa hasta cantidades que no provoquen síntomas. Esta medida puede complementarse con otras como la toma de lactasa exógena o la toma de lácteos modificados sin lactosa.
No suele ser necesaria la exclusión completa de la lactosa puesto que la mayoría de pacientes con malabsorción de lactosa pueden tolerar hasta 10 gramos de lactosa en una toma.
En la dieta baja en lactosa hay que contemplar el consumo oculto de lactosa, por ejemplo por la toma de medicamentos. Uno de cada cinco medicamentos contienen lactosa en su excipiente por lo que las personas polimedicadas podrían tener problemas de tolerancia.
Los lácteos son la principal fuente de calcio por lo que si se sigue una dieta pobre en lactosa hay que mantener los requerimientos de calcio. Para ello se puede seguir una dieta con lácteos sin lactosa o con suplementos de alimentos no lácteos ricos en calcio como sardinas en aceite, frutos secos, garbanzos, berberechos, espinacas, entre otros.