El parto prematuro es un episodio de contracciones que provocan dilatación cervical y el nacimiento antes de las 37 semanas. Se estima que cada año nacen unos 15 millones de niños prematuros.
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), los niños prematuros se dividen en subcategorías en función de la edad gestacional: prematuros extremos (menos de 28 semanas), muy prematuros (28 a 32 semanas) y prematuros moderados a tardíos (32 a 37 semanas).
Tal y como destacan desde el Hospital Universitario Quirónsalud Madrid, se desconoce cuál es la causa exacta del parto prematuro, pero existen algunos factores de riesgo identificables: antecedente de un parto prematuro en una gestación previa, gestación múltiple, antecedentes de abortos tardíos, infección del líquido amniótico o membranas, exceso de líquido amniótico, alteraciones de la forma normal del útero o del cuello del útero e infecciones urinarias.
El parto prematuro es un episodio de contracciones que provocan dilatación cervical y el nacimiento antes de las 37 semanas
''Actualmente se puede considerar que el 90% de los bebés prematuros que pesan 800 g o más sobreviven. Los que pesan entre 500 y 800 g tienen entre el 40 y 50% de posibilidades de sobrevivir'', explican desde el hospital.
Añaden, a su vez, que ''nunca hay que olvidar que cuanto más prematuro es un recién nacido, mayor posibilidad de complicaciones presenta en las primeras semanas. Algunas de estas son dificultad respiratoria con necesidad de asistencia ventilatoria, mala adaptación circulatoria, problemas metabólicos, anemia o patología neurológica como hemorragias cerebrales. Las complicaciones del recién nacido prematuro son generalmente leves a partir de las 34 semanas''.
Más de tres cuartas partes de los bebés prematuros pueden salvarse con una atención sencilla y costoeficaz, consistente, por ejemplo, en ofrecer una serie de servicios sanitarios esenciales durante el parto y el periodo postnatal, para todas las madres y todos los lactantes; administrar inyecciones de esteroides prenatales (a las embarazadas que corren riesgo de parto prematuro, para fortalecer los pulmones del bebé); aplicar la técnica de la "madre canguro" (la madre sostiene al bebé desnudo en contacto directo con su piel y lo amamanta con frecuencia); y administrar antibióticos para tratar las infecciones del recién nacido, concluye la OMS.