Bromazepam: cuándo y cómo debe administrarse

El bromazepam es un fármaco ansiolítico perteneciente al grupo de las benzodiacepinas, que actúa sobre nuestro cerebro a bajas dosis reduciendo la tensión y ansiedad

Diclofenaco (Foto. Freepik)
2 marzo 2022 | 10:00 h
Archivado en:

El bromazepam es un fármaco ansiolítico perteneciente al grupo de las benzodiacepinas, que actúa sobre nuestro cerebro a bajas dosis reduciendo la tensión y ansiedad, y a altas dosis con efectos sedantes, favoreciendo el sueño, normalizando el tiempo necesario para conciliarlo, su duración y reduciendo el número de interrupciones del mismo.

Se emplea fundamentalmente para el tratamiento a dosis bajas de la ansiedad, agitación y nerviosismo. A dosis más altas se emplea como sedante y relajante muscular. No está indicado para el tratamiento de la depresión.

En el tratamiento de corta duración del insomnio debe iniciarse siempre con la dosis más baja posible, que se podrá ir incrementando paulatinamente y no deberá superar las 8-12 semanas, incluyendo el tiempo de retirada gradual. No obstante, debes ceñirte estrictamente a la dosis y duración de tratamiento prescrita por tu médico. De forma general, en pacientes de edad avanzada será necesario hacer una reducción de dosis individualizada. En aquellos pacientes tratados durante 2 o más semanas, nunca debe interrumpirse de forma brusca y deberá realizarse una suspensión gradual del tratamiento.

El bromazepam es un fármaco ansiolítico perteneciente al grupo de las benzodiacepinas, que actúa sobre nuestro cerebro a bajas dosis reduciendo la tensión y ansiedad

En la farmacia comunitaria, se dispone de distintas presentaciones de bromazepamen en forma de cápsulas.

Las reacciones adversas más frecuentes son las relacionadas con el sistema nervioso, como sedación y somnolencia, por lo que habría que tener cuidado si se va a conducir o utilizar maquinaria peligrosa, ya que nuestra capacidad de reacción se encuentra reducida.

Igual que otras benzodiacepinas, bromazepam puede producir dependencia, tanto física como psicológica. Por ello, es muy importante reducir la dosis y la duración del tratamiento al mínimo necesario, y no realizar una suspensión brusca del tratamiento, sino con disminuciones progresivas de la dosis diaria, ya que podría desarrollarse un efecto rebote, conocido como síndrome de abstinencia que puede cursar con dolor de cabeza, dolor muscular, ansiedad, confusión e irritabilidad.

Se recomienda evitar el consumo de bebidas alcohólicas durante el tratamiento, debido a que el alcohol también tiene efectos depresores sobre el sistema nervioso central y sus reacciones adversas podrían verse potenciadas.

Los contenidos de ConSalud están elaborados por periodistas especializados en salud y avalados por un comité de expertos de primer nivel. No obstante, recomendamos al lector que cualquier duda relacionada con la salud sea consultada con un profesional del ámbito sanitario.