Existen más de tres mil variedades de uvas que se pueden dividir en dos grandes grupos. En primer lugar, destaca la Fundación Española del Corazón, tenemos las uvas de mesa que se consumen frescas o desecadas y que son más grandes, carnosas, y con diferentes colores: amarillas, verdes, granates o violetas. Por otro lado, están las uvas viníferas, que son en general más ácidas que las uvas de mesa.
Las uvas frescas de temporada encuentran su mejor momento tanto en los meses de otoño como a principio de invierno y su sabor depende no solo de la variedad sino del tipo de suelo donde se cultiva.
Las uvas son ricas en compuestos fenólicos, destacando los estilbenos (resveratrol) y los flavonoides
Según la Fundación Española de la Nutrición (FEN), la composición de las uvas puede variar ligeramente según se trate de uvas blancas o negras. En general, su aporte en hidratos de carbono es mayor que en otras frutas, por eso proporcionan mucha energía. Son hidratos de carbono de fácil asimilación como la glucosa, la fructosa, sacarosa, dextrosa y levulosa.
Las uvas son ricas en compuestos fenólicos, destacando los estilbenos (resveratrol) y los flavonoides. Algunos autores indican que, tanto la uva negra como el vino tinto, poseen una mayor cantidad de fitonutrientes que las otras variedades de uva y vino.
''Estos compuestos han sido estudiados y se ha demostrado una actividad protectora muy fuerte en las células por tener efectos inhibidores sobre agentes que las dañan como los tóxicos, los radicales libres y otros compuestos dañinos sobre su material genético. El resveratrol también tiene importantes beneficios para el corazón'', añade la Fundación Española del Corazón.