Existen pocas legumbres más famosas que los garbanzos. Se trata de una especie de leguminosa que tiene su origen en Turquía, pero que en España se cultiva hasta en cinco variedades diferentes: garbanzo manchego, garbanzo blanco lechoso, garbanzo venoso andaluz, garbanzo chamad y garbanzo pedrosillano, según el Ministerio de Agricultura y Pesca, Alimentación y Medio Ambiente.
La Fundación Española de la nutrición (FEN) indica que se trata de un alimento fuente de ‘proteínas de origen vegetal, calcio, hierro, fosforo, magnesio, folatos, niacina, vitamina B6 y vitamina E’.
Teniendo en cuenta su valor nutricional, los garbanzos poseen numerosos beneficios para nuestra salud.
- Facilita la digestión y regula el tránsito intestinal: su alto contenido en fibra ayuda a mejorar el tránsito intestinal, de manera que facilita la digestión y disminuye el estreñimiento.
- Previene enfermedades cardiovasculares: su contenido en omega-6 y el magnesio nos protegen de la salud cardiovascular favoreciendo la coagulación sanguínea.
- Evita la aparición de anemia ferropénica: debido a su alto aporte en hierro, los garbanzos son un buen alimento para prevenir la anemia ferropénica causada por la falta de hierro en nuestra sangre.
- Dificultan la aparición de retención de líquidos: al contener minerales como el potasio, calcio o magnesio facilitan el correcto funcionamiento de los riñones.
- Reduce el colesterol malo y los triglicéridos: debido a su ausencia en grasas saturadas y su gran cantidad de fibra, ayudan al organismo a mantener bajo el nivel de colesterol malo y a reducir los triglicéridos.