Cada vez es más habitual la tendencia a procrastinar la hora de ir a dormir, lo que se conoce por su término en inglés "bedtime procrastination", que consiste en robar horas al sueño para dedicarlas a las aficiones.
Pero esta práctica puede pasarte factura al día siguiente. En este sentido, la doctora Irene Rubio Bollinger, especialista en Neurofisiología del Hospital Quirónsalud de Toledo, advierte de los efectos negativos y señala cinco medidas para evitarlo.
- Reservar tiempo libre para actividades agradables
Es importante ahorrar un tiempo durante el día para dedicarlo a aquello que nos gusta. Al igual que se reserva un rato para comer o para llevar a los niños a las actividades extraescolares, también se debe planificar un tiempo para nosotros mismos. Eso sí, no se deben ocupar las horas del descanso nocturno, sino que se debe escoger un hueco por la tarde, por ejemplo.
Por otra parte, es aconsejable revisar a qué actividades se están dedicando las horas del día y pensar en quitar algunas que no aportan satisfacción. De esta manera, es posible ahorrar tiempo e incorporar las tareas que sí nos gustan en esos ratos. En definitiva, si incorporamos ocupaciones satisfactorias durante el día, hay menos posibilidades de que recurramos a esa "venganza" por la noche.
- Recordar los efectos positivos de dormir bien
Esto nos ayuda a visualizar por qué estamos dando prioridad al descanso. Es fundamental imaginarnos al día siguiente con más energía y buen humor, sabiendo que hemos ido a dormir temprano sin utilizar esas horas para otras tareas.
- Seguir un horario regular para dormir y levantarse
Si queremos mantenernos activos durante el día, debemos mantener un horario regular para ir a dormir y para levantarnos. De hecho, la regularidad es vital para estar bien durante el día. Además, debemos descansar las horas necesarias para el organismo.
- Poner la alarma una hora antes de dormir
Es recomendable activar una alarma para comenzar con la rutina de sueño una hora antes de ir a la cama. En ese rato debemos disminuir el ritmo y realizar actividades que, además de relajarnos, sean agradables. Así vamos preparando al organismo para el sueño. Igualmente, no debemos usar los móviles y otros dispositivos electrónicos, debemos evitar las luces intensas y optar por tareas relajantes, como una ducha caliente.
- Poner en práctica la respiración controlada
Mediante el control de la respiración podemos conseguir un estado de relajación física, y si además añadimos la relajación de la mente, resultará muy beneficioso para prevenir esa tendencia a procrastinar el descanso.