La Sociedad Española de Sueño (SES) ha incidido en la relación entre un sueño de buena calidad, envejecer de forma saludable y tener una buena calidad de vida, además de en el impacto del mismo en la salud cardiovascular y cerebral.
Y es que, tal y como explican desde Sanitas, la alteración de los patrones de sueño es un signo normal del envejecimiento. Pero, ello no supone, ni mucho menos, que se necesite dormir menos tiempo, sino que en la mayoría de los casos se puede tener dificultad para conciliar el sueño o tendencia a despertarse con más frecuencia durante la noche.
En este sentido, según el Instituto del Sueño, los factores que contribuyen al deterioro del sueño en la vejez son:
- Cambios fisiológicos propios del envejecimiento.
- Patología propia del sueño más frecuente en estas edades: insomnio, síndrome de apnea-hipopnea del sueño, movimientos periódicos de las piernas, entre otras.
- Otras situaciones frecuentemente asociadas con la edad como la existencia de enfermedades médicas, condiciones psicosociales, hábitos de sueño, tratamientos concomitantes.
- Insomnio. Es el motivo de queja más frecuente. Su frecuencia aumenta con la edad, especialmente la forma crónica, y suele ser secundario. Como factores de riesgo para la aparición de insomnio en la vejez encontramos la depresión, los síntomas respiratorios, la incapacidad, la sensación subjetiva de mala salud.
- Alteraciones del ritmo circadiano. El avance de fase es un trastorno del ritmo circadiano vigilia-sueño frecuente en personas de edad avanzada. Se observa en sujetos que tienen somnolencia al atardecer-anochecer por lo que se acuestan pronto despertándose temprano, con dificultad para volver a conciliar el sueño.
En definitiva, para adquirir una buena rutina de hábitos del sueño es importante establecer un horario para acostarse y levantarse, siempre a la misma hora. Si seguimos un estilo de vida activo y saludable cuando nos hacemos mayores, evitaremos la aparición de trastornos del sueño y conseguiremos aumentar nuestra calidad de vida.