El verano, además de ser la estación de año favorita para muchos, es una época en la que nuestra piel sufre las consecuencias de la sobreexposición solar, la alimentación desequilibrada, las rutinas de belleza descontroladas o incluso las consecuencias de bañarse en las playas o las piscinas. En este sentido, la piel es una de las grandes perjudicadas y comienzan a aparecer las típicas manchas solares, las rojeces, deshidratación, pecas, lentigos solares o incluso arrugas.
Y entre todas las consecuencias, una de las que más nos preocupan son las manchas solares. Por ello, cada vez se crean más tratamientos con el fin de acabar con ellas. Uno de los últimos tratamientos es Lumecca, que se encarga de reparar nuestra piel después del verano. “La Luz pulsada de alta intensidad, de Inmode es el tratamiento por excelencia para mejorar la calidad de la piel. Con ella somos capaces de tratar la piel de la cara, cuello, escote y manos”, explica la Dra. Ana Revuelta.
TIPOS DE MANCHAS
Hay muchos tipos de manchas, pero las más frecuentes son: melasma/cloasma, pecas, lunares y lentigos solares.
Lentigos solares. Tal y como explica el doctor Cesar Arroyo “los léntigos seniles son un fracaso en la reparación con incremento de la pigmentación cutánea de forma focal, tienen formas muy bien definidas como máculas planas y aspecto de pigmentación intensa. Se trata de una manifestación del envejecimiento y comparte el mismo mecanismo fisiopatológico que los lentigos solares. A diferencia del melasma, este último es difuso, extenso, simétrico, similar a una mancha de aceite que se extiende y su origen es principalmente un trastorno endocrino donde existe un problema vascular añadido de base. Los lunares son tumores cutáneos benignos de melanocitos, por tanto, su origen es diferente”.
Melasma y cloasma. “Tanto el melasma como el cloasma se presentan de forma difusa en zonas faciales como los pómulos, la frente y el labio superior. Sin embargo, el resto pueden aparecer por todo el cuerpo y tienen un contorno más definido y su tono puede ser o no uniforme” comenta la Dra. Lledó Sales.
Decoloración y manchas blancas. “Puede producirse el efecto contrario. Con la edad, los “depósitos” de melanina se van vaciando. Cuando el sol estimula la piel, la zona de la lesión no puede producir correctamente la “melanina” y se puede ver una decoloración o zona blanca”, señala la doctora Lledó.
Mejora la apariencia de las manchas de la edad, el daño solar, las lesiones vasculares, rosácea y pecas
Todos estos tipos de manchas se pueden tratar con Lumecca. Así lo afirma la Dra. Lledó Sales y el Dr. César Arroyo. “Con Lumecca tratamos todo tipo de imperfecciones causadas por una hiperpigmentación, a excepción de las hipopigmentaciones que requieren otro tipo de tratamiento y en muchas ocasiones, son irreversibles” explica Lledó. “Los lentigos son, sin duda, la principal indicación del tratamiento con luz pulsada intensa y algunos tipos o estadios del melasma también pueden beneficiarse esta tecnología”, sentencia el doctor Arroyo.
¿CÓMO FUNCIONA?
Lumecca opera con foto-termólisis selectiva y con dos longitudes de onda de corte a diferentes profundidades, proporcionando un rejuvenecimiento foto facial a través de la entrega de luz en un tratamiento muy cómodo.
Después de una sola sesión, los pacientes notan mejoras significativas en la textura y la claridad de la piel. La tecnología de Lumecca se aplica directamente sobre la piel, actuando únicamente sobre las zonas dañadas o sobre toda la zona facial si se prefiere. “El pigmento melánico absorbe la luz respetando el tejido”, apunta el Dr. César Arroyo.
Entre sus principales ventajas se encuentran los resultados que son visibles con tal solo una o dos sesiones. Proporciona hasta tres veces más energía en el intervalo de 500 a 600 nm para mejorar la eficacia de las lesiones vasculares y pigmentadas.
Además, mejora la apariencia de las manchas de la edad, el daño solar, las lesiones vasculares, rosácea y pecas.
SEPTIEMBRE, EL MEJOR MES PARA HACERLO
“Es el mes dónde los excesos del verano pasan factura: las horas de sol, el cambio en la alimentación, en las rutinas y septiembre es, por tanto, el mes donde todo fluye a través de nuestra piel. Cuando tratamos al paciente con una luz pulsada potente debemos tener cuidado y hacerlo en aquellos meses donde vamos a exponernos poco al sol, por eso elegimos otoño e invierno. Otra de las razones es el tiempo de recuperación que necesita la piel entre una sesión y otra, por eso en estas estaciones estamos seguros de que el tratamiento va a conseguir su objetivo óptimo para la siguiente primavera”, Dra. Revuelta.