Quedan pocas horas para que Taylor Swift se suba durante dos noches consecutivas al escenario del estadio Santiago Bernabéu en Madrid con ‘The Eras Tour’, una de las giras más esperadas (y aclamadas) de las últimas décadas. El ‘fenómeno swiftie’ invade la capital estos días, con miles de fans que, hermanados, esperan con ganas para corear al unísono las cerca de 45 canciones de todos los álbumes de estudio que la artista ha incluido en el setlist del concierto.
Swift es todo un modelo de inspiración para sus fans, y no sólo artísticamente. La cantante, originaria de Pensilvania, defiende públicamente los derechos de las mujeres y de las personas LGTB, pero también ha aprovechado su impacto mediático para abordar cuestiones relativas a la salud mental. Precisamente, como estrella internacional ha sufrido en sus propias carnes la presión mediática y las críticas por lo que hacía o dejaba de hacer, pero sobre todo, por su aspecto físico.
Todo ello la llevó a desaparecer del mapa durante unos meses para centrarse en sí misma, un periodo de sanación fruto del que nacería su sexto álbum de estudio, ‘Reputation’ (2017), que rompió todos los récords. Tras ese lapso de tiempo, la artista decidió dar un paso adelante y mostrar su lado artístico, pero también su batalla emocional, en la película documental ‘Miss Americana’, que se estrenó en 2020. En esta especie de biopic, la artista más popular del momento decidió hablar por primera vez de su lucha contra un trastorno alimenticio, un episodio de dismorfia corporal que parece que estuvo acompañado de anorexia:
“No es bueno para mí el ver fotos de mí misma todos los días. Solo me ha pasado algunas veces y no estoy para nada orgullosa de ello. Son imágenes de mí en las que siento que parece que mi tripa es demasiado grande o que alguien ha dicho que parezco embarazada… Eso provocaba que pasara hambre y dejara de comer”, confiesa con lágrimas en los ojos. “Si alguien me decía que estaba preocupado por mí, yo me defendía. Pensaba: ‘es normal, es que hago mucho deporte’. Y era verdad, hacía mucho deporte, pero no comía”.
"No admites que tienes un trastorno alimentario, pero haces una lista de todo lo que comes en un día y sabes que no está bien"
"No admites que tienes un trastorno alimentario, pero haces una lista de todo lo que comes en un día y sabes que no está bien". La joven, de 30 años en aquel momento, reconocía ante las cámaras que esas conductas la empujaron “a una espiral de odio y vergüenza”. “Yo creía que tenía que sentirme como si me desmayase al final de los conciertos. Pensaba que era así. Y ahora entiendo que no, que si comes, tienes energía y te sientes mucho más fuerte, puedes dar muchos conciertos”. Afortunadamente, Taylor logró superar aquella espiral y se muestra orgullosa de ello:
"Fue un buen descubrimiento, porque estoy más feliz conmigo misma. No me importa tanto que digan que he engordado. Es algo que hace que mi vida sea mejor, el hecho de tener una talla 38 en lugar de una 32. Creo que no eres consciente de lo que sucede cuando ocurre poco a poco. Siempre hay un modelo de belleza que no alcanzas: si estás delgada, no tienes el culo que quieren. Y si tienes un buen culo, no tienes el abdomen plano. Tenerlo todo es imposible", relataba.
Aunque en la cinta Swift decía estar recuperada de su trastorno alimentario, admitía que todavía le aparecían algunos pensamientos intrusivos de vez en cuando: "El otro día me di cuenta de que estaba empezando a hacerlo otra vez y me dije: no queremos más esto. Ya no lo hacemos, porque es mejor parecer gorda que parecer enferma. Vamos a cambiar de mentalidad para dejar de hacer esto, porque así no vamos a acabar bien".
"Hacía mucho deporte, pero no comía"
El documental de ‘Miss Americana’ la ayudó a reforzar su conexión con el público y a trascender mucho más allá de su ejército de fans. Sin embargo, en su música posterior también ha dejado algunas señales de su dismorfia y, muestra de ello ha sido uno de sus últimos singles, ‘Anti-Hero’ (2022), en el que habla de su autopercepción, de sus fracasos personales y de cómo es convivir con esas emociones, a pesar de que todo el mundo la idolatre.
En la letra de esa canción, Taylor deja ver cómo percibe a su persona: “A veces siento que todo el mundo es sexy, pero yo soy un monstruo en la colina”. Además, en el videoclip del tema también quiso dar cabida a una de sus peores ‘pesadillas’, relacionada con sus problemas de autopercepción. En las imágenes, Taylor aparece subiéndose a una báscula y el pesaje final refleja la palabra ‘FAT’ (traducida del inglés como ‘gorda’). Una escena breve que da cuenta de su trastorno y por la que, aun así, fue criticada. Como consecuencia, decidió eliminarla del videoclip.