En el mundo del cuidado de la piel, la búsqueda de técnicas y herramientas para prevenir el envejecimiento y mejorar la apariencia es constante. Sin embargo, no todo lo que se promociona en redes sociales tiene respaldo científico. Rodillos de jade, piedras pómez, gua sha o cualquier otro objeto que se pase por la piel prometiendo reafirmar el rostro y estimular la producción de colágeno no tienen evidencia científica que respalde sus supuestos beneficios.
“No hay nada que nos pasemos por la cara que vaya a hacer que no tengamos flacidez, que vaya a recolocar pómulos, marcar mandíbula, drenar, dar tersura o generar colágeno”, ha advertido la Dra. Natividad Cano en su cuenta de Instagram (@dranaticano_cirugiaderma). A pesar de que estas herramientas se han vuelto populares en plataformas como Instagram y TikTok, su eficacia no está respaldada por estudios clínicos serios.
“No hay nada que nos pasemos por la cara que vaya a hacer que no tengamos flacidez, que vaya a recolocar pómulos, marcar mandíbula, drenar, dar tersura o generar colágeno”
Pero el problema no es solo la falta de resultados, sino la desinformación que rodea estos productos. “Ya sé que el sentido común es el menos común de los sentidos, pero es importante estar informado porque la información falsa acecha en cualquier esquina, da igual si el perfil es sanitario o no”, señala la especialista. La difusión de mitos en redessociales ha llevado a muchas personas a invertir en tratamientos que no tienen ninguna base científica.
¿PUEDEN SER PERJUDICIALES ESTAS HERRAMIENTAS?
Más allá de la falta de beneficios, el uso constante de estas herramientas podría incluso causar efectos no deseados en la piel y los tejidos faciales. “Si atendemos al mecanismo que llevan a cabo, incluso podrían provocarnos atrofia de la grasa que tenemos a nivel submuscular e incluso atrofia de los tejidos dérmicos y de los músculos de tanto pasarlos”, explica la experta. Es decir, en lugar de mejorar la firmeza del rostro, el uso excesivo de estos dispositivos podría generar pérdida de volumen y debilitamiento de la estructura facial.
Además, la forma en que se utilizan tampoco está basada en principios científicos. Existen recomendaciones contradictorias sobre si deben aplicarse en dirección ascendente o descendente para supuestamente mejorar el drenaje linfático o reafirmar la piel. Sin embargo, ninguna de estas técnicas tiene estudios que respalden sus beneficios.
“Me encanta divulgar y me encanta el humor, pero lo que me encanta por encima de todo es informar de las técnicas más punteras, de ciencia y evidencia”
Lejos de estos remedios caseros sin base científica, la dermatología moderna ofrece tratamientos con evidencia comprobada para mejorar la calidad de la piel y prevenir el envejecimiento. “Me encanta divulgar y me encanta el humor, pero lo que me encanta por encima de todo es informar de las técnicas más punteras, de ciencia y evidencia”, afirma la dermatóloga.
Si el objetivo es mejorar la firmeza de la piel y estimular la producción de colágeno, existen opciones médicas avaladas, como los tratamientos con láser, radiofrecuencia, ultrasonidosfocalizados y bioestimuladoresinyectables. Además, la protecciónsolar diaria y el uso de retinoides han demostrado ser claves en la prevención del envejecimiento cutáneo.
El auge de las redessociales ha facilitado el acceso a consejos de belleza, pero también ha multiplicado la difusión de información errónea. Antes de invertir en productos o herramientas que prometen resultados milagrosos, es fundamental contrastar la información con fuentes científicas y profesionales de la salud. En el cuidado de la piel, como en cualquier otro ámbito de la salud, la mejor estrategia siempre será aquella respaldada por la ciencia y la evidencia médica.