No son lo mismo, pero ambos se utilizan en la fototerapia, así como en abordajes terapéuticos que utiliza la Medicina Estética en sus intervenciones. Es por esta capacidad terapéutica que la Sociedad Española de Medicina Estética (SEME) explica la diferencia entre ambos y las terapias en las que se debe utilizar cada uno.
RAYOS ULTRAVIOLETAS, PARA DESORDENES DE LA PIEL CRÓNICOS
Además, forman parte del conjunto de técnicas empleadas por la fototerapia, que utiliza como método terapéutico la radiación electromagnética del espectro luminoso visible e invisible.
Asimismo, los rayos ultravioletas se han hecho especialmente populares como método de bronceado, eso sí, en este sentido, la SEME, asegura que lo más adecuado, siempre, es recibir asesoramiento clínico sobre los riesgos y precauciones a tomar antes de realizar este tipo de prácticas.
RAYOS INFRARROJOS, COMPLEMENTO A OTROS TRATAMIENTOS
Según la SEME, son una herramienta fundamental en la termoterapia, que engloba tratamientos en los que se utiliza el calor y el frío desde el punto de vista terapéutico.
Concretamente, su uso dentro de este campo está indicado para tratar la obesidad y la celulitis. Esta terapia consiste en la aplicación de infrarrojos a través de bandas que rodean las zonas a tratar, como abdomen, muslos, nalgas o brazos, aportando calor y dando lugar a un aumento de la actividad metabólica derivada de la gran absorción de radiación infrarroja por parte del tejido graso.
No obstante, esta técnica está contraindicada para personas hipotensas, insuficiencias hepáticas y renales, así como durante el periodo de la menstruación en las mujeres.
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