En los últimos años se ha extendido el claim ''toxic free'' para identificar los cosméticos que evitan sustancias que pueden resultar problemáticas para la salud, así como otra serie de neologismos ''free'' que buscan informar al consumidor. Una advertencia no del todo legítima de la que, a veces, se abusa para proclamar cultura del miedo y desprestigiar otras marcas.
Pero, ¿es tan tóxico todo lo que desluce? ¿Entendemos las etiquetas de lo que compramos? ''El abuso del claim ''libre de tóxicos'' o ''libre de químicos'' ha hecho caer al consumidor en una confusión totalmente comprensible que desemboca en una quimiofobia muchas veces infundada, y/o creer erróneamente que un compuesto de procedencia natural es totalmente inocuo por el simple hecho de serlo. Aunque sobreentendemos lo que es un producto natural, surgen discrepancias a la hora de definirlo'', explica Eva Raya, cosmetóloga y co-creadora de la firma natural Alice in Beautyland.
LA SEGURIDAD DE UN INGREDIENTE NO TIENE NADA QUE VER CON SU ORIGEN
En este sentido, el origen natural o sintético no implica que un compuesto sea más o menos seguro. Otra cosa es la filosofía y valores de cada marca.
''En Alice in Beautyland nuestra filosofía es apostar principalmente por ingredientes de calidad de origen natural, a ser posible de certificación ecológica. Disponen de cofactores realmente biocompatibles con nuestra piel y su efectividad es muy alta. Pero también creemos firmemente en los avances de la ciencia, a la que consideramos una gran aliada especialmente si consigue potenciar estos mismos ingredientes'', señala Eva Raya.
Y es que, gracias a la ciencia se han conseguido increíbles compuestos de síntesis de los que nos hemos beneficiado todos, capaces de cambiar y añadir cualidades, haciendo los productos más limpios, seguros o más sostenibles evitando impactos ambientales, sobre todo con materias primas de las que existen pocos recursos y sería, por tanto, una irresponsabilidad no reproducirlas en laboratorio si puede hacerse de forma inocua.
¿Y QUÉ PASA CON LOS PARABENOS, LOS ALÉRGENOS EN PERFUMES SINTÉTICOS Y LAS SILICONAS?
''No todo es blanco o negro. Siempre se descubren parámetros nuevos que ofrecen un enfoque distinto al que se daba por válido, y cualquier duda sobre cualquier ingrediente natural o sintético debe ser evaluado minuciosamente por la comunidad científica'', comenta la cosmetóloga.
Los conservantes no son ingredientes que aportan, sino que evitan, y suele haber mucha polémica con ellos. Pero es importantísimo recalcar que son absolutamente necesarios en algunos productos con ingredientes no inertes especialmente con base acuosa, donde no encontrarlos sí debería ser motivo de preocupación. El agua es caldo de cultivo de hongos y bacterias y no es un tema para tomar a la ligera, la seguridad ha de ser incuestionable. Los parabenos de cadena larga están prohibidos y hoy por hoy no se encuentran en ningún cosmético legal. Los que se permiten son los de cadena corta.
Por otra parte, los aceites esenciales tienen grandes propiedades, pero si sobrepasamos la dosis recomendada pueden tener efectos dañinos ya que están repletos de alérgenos de forma natural. Esto ocurre también con perfumes sintéticos, pero los hay precisamente de síntesis que se han diseñado específicamente sin alérgenos.
En lo que se refiere a las famosas siliconas o parafinas, hay que señalar que no son productos tóxicos para la piel, sin embargo, la Agencia Reguladora de Medicamentos y Productos para la Salud de Reino Unido ha solicitado a los fabricantes de productos con parafina, advertir de riesgo de incendio en el envase, debido a que, al entrar en contacto con la ropa o las sábanas de los consumidores, estas pueden ser inflamables incluso después de lavarlas.
''CRUELTY FREE'' Y ''APTO PARA VEGANOS'', LOS PARÁMETROS MÁS BUSCADOS
El sello ''apto para vegano'' es más pertinente en el mercado europeo porque comprende todas las materias primas que derivan de animales o insectos. Pero, aunque entendemos el veganismo como una convicción y una filosofía, en cosmética se da la incoherencia de que la reivindicación de vegano no siempre significa que sea más natural o respetuoso con el medio ambiente, el producto puede ser 100% derivado del petróleo y calificarse como vegano. Mientras que si no se busca este calificativo, la cera de abejas, por ejemplo, es un producto natural que de forma sostenible favorece la apicultura.