La primera clase de Bikram Yoga trae consigo mucha incertidumbre por el miedo a lo desconocido, a los mitos sobre la alta temperatura, la dificultad de las posturas... Entras a la clase por primera vez y comienza el reto.
Hay que habituarse a esos 40 grados en los que, sin hacer nada ya estás sudando. En este momento comienza, según explica Natalia Murciano, directora del centro Bikram Yoga Spain de Pozuelo, "un diálogo muy potente que no te permite estar pensando en nada más durante 90 minutos", por lo que cuando sales, "estás en un estado muy vulnerable". Es decir, al llegar al vestuario, después de esa dura sesión, llega la necesidad de hablar y contarle a alguien lo qué has sentido.
Los primeros objetivos (adelgazar, disminuir el estrés) se olvidan y te das cuenta de que vas a clase porque tu cuerpo empieza a necesitarlo
Esto se traduce en que el Bikram Yoga tiene algo inexplicable, un 'no sé qué' por lo que todo el mundo vuelve. "La gente sale de su primera clase diciendo que lo ha pasado mal pero que le ha encantado", subraya Murciano. Es un reto personal donde no existe la competición y por eso se caen todas las barreras personales de cada uno.
Y es en ese instante y en ese lugar, el vestuario, donde después de cada clase, la gente se vuelca con los primerizos para animarles y apoyarles para que se sientan integrados.
UN VÍNCULO FUERTE ENTRE YOGUIS
Al cabo de un tiempo asistiendo a clase como un yogui más de la comunidad, los primeros objetivos (adelgazar, disminuir el estrés) se olvidan y te das cuenta de que vas a clase porque tu cuerpo empieza a necesitarlo, estás enganchado. "Esto sucede porque surge una transformación de dentro afuera", afirma la directora del centro.
Primero te limpia físicamente, eliminando toxinas mediante el sudor. Vas limpiando los órganos por dentro y ganando flexibilidad, por lo cual tu cuerpo comienza a encontrarse bien y la práctica se convierte en otra cosa, en algo bueno donde hay buen "rollo".
Todo el mundo comparte sus buenas y malas sensaciones en clase. "Se ven obligados a hacerlo entre ellos: los compañeros, porque si lo cuentas a alguien que nunca ha probado bikram, no lo entiende", asegura Murciano.