Estamos hartos de oir “ácido hialurónico” en los anuncios de cosméticos antiage del cuidado de la piel. Y es que ya hace un tiempo que se trata de una de las sustancias estrella, sobre todo contra el envejecimiento...
Resulta que el hialurónico de sodio es una sustancia que se encuentra presente de forma natural en los tejidos y en el líquido sinovial que contienen las articulaciones. Y es que hace años que también se emplea esta sustancia a través de una inyección en la rodilla para tratar la artrosis buscando la lubricación para reducir el dolor.
“Nuestro trabajo ha revelado que el efecto analgésico del hialurónico no solo se debe a la recuperación de su papel como filtro viscoelástico, sino que se une también a los canales de TRPV1, implicados en los procesos dolorosos, haciéndolos menos sensibles a las sustancias inflamatorias, con lo que los nervios que señalan el dolor articular se silencian en parte”, explica Carlos Belmonte, investigador del Instituto de Neurociencias.
Según ha explicado por su parte Ana Gomis, para esta investigación se ha llevado a cabo un estudio experimental que incluye experimentos biofísicos en canales iónicos, de imagen y de registro nervioso y conductual en animales; así como modelos moleculares computacionales.
De esta forma, el hallazgo de este grupo de investigadores, que ha sido publicado en la revista Nature Communications, abre nuevas posibilidades para el tratamiento del dolor a partir de la interacción entre el ácido hialurónico y los canales de TRPV1.
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"Este efecto no solo se debe a la recuperación de su papel como filtro viscoelástico, sino que se une a los canales de TRPV1"
Ahora, un equipo de investigadores del Instituto de Neurociencias, centro mixto del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) y la Universidad Miguel Hernández de Elche, ha descubierto el mecanismo que explica el porqué del efecto analgésico del hialurato o hialurónico de sodio.Resulta que el hialurónico de sodio es una sustancia que se encuentra presente de forma natural en los tejidos y en el líquido sinovial que contienen las articulaciones. Y es que hace años que también se emplea esta sustancia a través de una inyección en la rodilla para tratar la artrosis buscando la lubricación para reducir el dolor.
“Nuestro trabajo ha revelado que el efecto analgésico del hialurónico no solo se debe a la recuperación de su papel como filtro viscoelástico, sino que se une también a los canales de TRPV1, implicados en los procesos dolorosos, haciéndolos menos sensibles a las sustancias inflamatorias, con lo que los nervios que señalan el dolor articular se silencian en parte”, explica Carlos Belmonte, investigador del Instituto de Neurociencias.
Un hallazgo que abre posibilidades para el tratamiento del dolor
Según ha explicado por su parte Ana Gomis, para esta investigación se ha llevado a cabo un estudio experimental que incluye experimentos biofísicos en canales iónicos, de imagen y de registro nervioso y conductual en animales; así como modelos moleculares computacionales.
De esta forma, el hallazgo de este grupo de investigadores, que ha sido publicado en la revista Nature Communications, abre nuevas posibilidades para el tratamiento del dolor a partir de la interacción entre el ácido hialurónico y los canales de TRPV1.
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