La exposición solar es, con diferencia, el mayor factor de riesgo para el envejecimiento de la piel, así como para el desarrollo de otros problemas graves, como el cáncer cutáneo. Una de las posibles consecuencias fruto del exceso de la radiación del sol es la poiquilodermia de Civatte, condición que se manifiesta especialmente en las áreas de la miel más expuestas.
En declaraciones para Estetic, la Dra. Teresa Fernández Morano, dermatóloga del Hospital Universitario Puerta del Mar (Cádiz) y del Grupo Español de Dermatología Estética y Terapéutica (GEDET), explica que se trata de “una alteración o degeneración en la piel que puede llegar como consecuencia del fotoenvejecimiento, dañando la dermis debido a las radiaciones solares”.
La poiquilodermia de Civatte “se caracteriza por presentar la combinación de telangiectasias (dilatación de los vasos sanguíneos de la piel), atrofia cutánea y cambios maculares pigmentarios (tanto hiper como hipopigmentación), que dan como resultado una apariencia moteada”, añade la dermatóloga. Los pacientes suelen detectarla por la aparición de manchas progresivas en la piel, especialmente en las caras laterales del cuello, mejillas y, a veces, en el escote.
"Es más común en mujeres adultas, a partir de cierta edad (45-50 años)"
Estas manchas son de carácter “eritemato-marronosas, con áreas hipopigmentadas, telangiectasias y atrofia”, y, aunque son habitualmente asintomáticas, algunas personas que las desarrollan “pueden quejarse de escozor, prurito o hiperestesia”, indica la Dra. Fernández Morano. Y su aparición se produce en “un curso progresivo, lento e irreversible”.
Como se adelantaba anteriormente, la exposición crónica a la luz ultravioleta es su causa principal, pero también pueden influir “algunas sustancias fotosensibilizantes que se encuentran en muchos perfumes o cosméticos”. Los cambios hormonales asociados a la menopausia y los niveles bajos de estrógenos son otros de los desencadenantes estudiados, así como la posible predisposición genética de algunos pacientes.
En cualquier caso, al tratarse de una alteración de la piel provocada por el daño actínico, la poiquilodermia de Civatte “es más común en mujeres adultas, a partir de cierta edad (los 45-50 años)”. De ahí que los expertos insistan en la utilización de las medidas adecuadas de fotoprotección. También puede ayudar la evitación del uso de los cosméticos que incorporen fragancias y perfumes en su formulación, ya que pueden ser desencadenantes.
"Parece que el tratamiento mediante luz pulsada intensa (IPL) en manos expertas es la alternativa más prometedora"
Aunque esta característica desarrollada de la piel se considere “un problema fundamentalmente estético”, puede provocar síntomas en algunos pacientes, como escozor, prurito o hiperestesia (distorsión sensorial por aumento de la sensibilidad). La dermatóloga recuerda que es un problema irreversible y que el daño solar acumulado en la piel está desaconsejado por los especialistas para evitar otras patologías cutáneas.
Aquellas personas que ya hayan desarrollado poiquilodermia, pueden tratarse con ingredientes despigmentantes como la hidroquinona y con tratamientos como el láser o la luz pulsada intensa (IPL): “Desde un punto de vista meramente cosmético, parece que el tratamiento mediante luz pulsada intensa (IPL) en manos expertas es una alternativa más prometedora, que puede conseguir aclaramientos importantes en estos pacientes, según diferentes estudios”, señala la experta.
La doctora también destaca el peeling químico despigmentante, protocolo consistente en “aplicar diferentes activos químicos para producir una destrucción de la epidermis y de las primeras capas de la dermis”. En función del ácido utilizado durante el protocolo, su concentración y su capacidad, su acción puede ser más superficial, intermedia o profunda en las diferentes capas de la piel.