El invierno trae consigo la necesidad de abrigarnos, y las bufandas se convierten en un accesorio indispensable. Sin embargo, detrás de su calidez y comodidad, se esconde un peligro para nuestra piel: el "acné por bufanda". Esta condición, cada vez más común, es causada por la acumulación de bacterias, restos de maquillaje, sudor y polución en nuestras prendas de abrigo.
"Si te salen muchos granitos en la zona del cuello y el mentón, que sepas que tus bufandas (e incluso los abrigos) pueden ser los causantes de esos brotes que denomino como acné por bufanda", advierte Raquel González, cosmetóloga y creadora de Byoode. Aunque pueda parecer un problema menor, para las pieles propensas al acné, esta situación puede desencadenar brotes molestos y persistentes.
"Si te salen muchos granitos en la zona del cuello y el mentón, que sepas que tus bufandas (e incluso los abrigos) pueden ser los causantes de esos brotes que denomino como acné por bufanda"
UN CALDO DE CULTIVO PARA EL ACNÉ
La fricción constante de las bufandas y los cuellos de los abrigos sobre la piel estimula las glándulas sebáceas, lo que resulta en una mayor producción de grasa que obstruye los poros. "La fricción constante de la bufanda y los cuellos de los abrigos sobre la piel estimula las glándulas sebáceas y, como consecuencia, empezamos a producir más grasa que obstruye los poros", explica Mireia Fernández, directora dermocosmética de Perricone MD.
Además, estas prendas de abrigo no suelen lavarse con la frecuencia adecuada, lo que favorece la acumulación de suciedad, restos de maquillaje, polución ambiental, sudor y bacterias. "En las bufandas y en los cuellos de los abrigos, también en los jerséis de cuello alto, que solemos usarlos en muchas ocasiones sin limpiarlas entre uso y uso, se acumula suciedad, restos de maquillaje, polución ambiental, sudor y bacterias. La combinación es explosiva para la piel", añade Patricia Garín, directora dermocosmética de Boutijour.
PREVENCIÓN Y CUIDADO, CLAVES PARA UNA PIEL SANA
La prevención del "acné por bufanda" se basa en la higiene, tanto de las prendas como de la piel. "Lo primero es la higiene. En todos los sentidos", afirma Estefanía Nieto, directora dermocosmética de Medik8. "Lavar las bufandas y los cuellos de los abrigos al menos una vez a la semana es fundamental, pero también hay que limpiar la piel".
Se recomienda utilizar un bálsamo limpiador por la noche para eliminar restos de protector solar, sebo y maquillaje, seguido de un limpiador en gel para completar la limpieza. "Las pieles con tendencia acneica no pueden olvidarse todas las mañanas de lavar la cara y a zona del cuello con ese mismo gel de base acuosa que hemos usado por la noche como segundo paso, preferiblemente con hidroxiácidos para exfoliar y contribuir a que haya menos bacterias. La exfoliación es fundamental", aconseja Raquel González.
En caso de brotes, se recomienda incorporar ingredientes calmantes y purificantes a la rutina de cuidado, como ácido salicílico, Madecassoside, centella asiática y niacinamida. "El ácido salicílico, Madecassoside o centella asiática y la niacinamida pueden ayudar a reducir la inflamación y desobstruir los poros”, explica Raquel González. Además, es esencial mantener la piel bien hidratada para reforzar su función barrera, utilizando sueros con ácido hialurónico.
"El ácido salicílico, Madecassoside o centella asiática y la niacinamida pueden ayudar a reducir la inflamación y desobstruir los poros”
CUIDADO INTERNO: UNA DIETA ANTIOXIDANTE Y PROBIÓTICOS
La salud de la piel también se refleja en nuestra alimentación. Sole Urrutia, directora nutricional de Advanced Nutrition Programme, destaca la importancia de una dieta rica en antioxidantes, con alimentos como frutos rojos, salmón y frutos secos. Además, recomienda el uso de nutricosméticos con probióticos para equilibrar la piel y fortalecerla, asegurando un microbioma saludable.
Para evitar el "acné por bufanda" y mantener una piel sana en invierno, es fundamental mantener una higiene adecuada de las prendas de abrigo y de la piel, utilizar productos de cuidado específicos y seguir una dieta equilibrada rica en antioxidantes y probióticos.