Según diversos estudios, la vinculación entre la salud oral y el rendimiento deportivo es un hecho. Y es que, el contacto entre los dientes inferiores y superiores al cerrar la boca (que llamamos oclusión dental o mordida), puede afectar al equilibrio y también originar problemas posturales, según las conclusiones de una investigación de la Universidad de Barcelona y de la Universidad de Innsbruck.
Además, también en los estudios publicados en 'NeuroscienceLetters' y 'Motor Control' se pone de manifiesto la vinculación existente entre una mala mordida y el control postural, que aumenta cuando esa persona está más cansada o sufre inestabilidad. Estas investigaciones demuestran que llevando la posición mandibular del paciente a un punto neutro (corrigiendo la maloclusión) se mejora el control postural tanto en equilibrio estático como en dinámico.
Asimismo, los autores del estudio señalan que esta correlación no afecta tanto en el día a día y en condiciones estáticas, pero hay ciertas patologías o condiciones, como puede ser la obesidad, que pueden agravar la inestabilidad corporal y empeorar el control de la postura hasta el punto de aumentar el riesgo de caídas.
Este es uno de los motivos que ha llevado a numerosos adultos que practican deporte asiduamente o incluso de forma profesional a someterse a ortodoncia para mejorar sus marcas, ''ya que está probado que una maloclusión puede afectar al rendimiento, pero también puede influir en la prevención de lesiones. A medida que la fatiga es mayor y la capacidad de respuesta motora va disminuyendo aumenta la probabilidad de desequilibrios inesperados que pueden desembocar en distensiones, fracturas y torceduras'', señala la doctora Beatriz Iglesias Sánchez, ortodoncista en las Clínicas de Pérez Varela.
Según diversos estudios, la vinculación entre la salud oral y el rendimiento deportivo es un hecho
Por esta razón, ''la ortodoncia lingual o invisible es el aliado perfecto de quienes practican deportes intensos o de contacto y quieren mejorar su sonrisa y su oclusión ya que, como los brackets van cementados por dentro de los dientes, no hay riesgo de que se produzcan lesiones en el labio o interior de las mejillas si sufren caídas o golpes'', añade la doctora.
Y es que, los brackets linguales son completamente invisibles para los demás, incluso en las distancias muy cortas, porque van fijados a los dientes por su parte interna. ''Estos brackets se fabrican de forma individualizada, a medida para cada pieza dental. Para el paciente son muy cómodos, porque los brackets son muy finos y están hechos de oro, un material muy maleable'', aclara Beatriz Iglesias Sánchez.
Añade, además, que ''la cara exterior de los dientes es lisa, por lo que los brackets se pueden colocar directamente sobre su superficie, pero la parte interior de los dientes es irregular, por lo que hay que hacer un bracket a medida para cada diente. Así, tanto la base como el cuerpo de cada bracket se adapta a la anatomía dental del paciente, lo que maximiza el área de adhesión y lo dota de una mayor fuerza de adhesión, por lo que así son más cómodos para el paciente. También hace que sean más precisos, lo que permite que los resultados sean más predecibles y eficaces''.
Por otro lado, los brackets linguales no alteran la apariencia facial del paciente a lo largo del tratamiento. La sonrisa va mejorando conforme se cumple la planificación, pero los demás no ven el aparato. Por estos motivos, los brackets linguales u ortodoncia invisible son ideales para quienes no quieren usar aparatos visibles por exigencias profesionales, porque tienen un alto nivel de exposición pública y también para aquellos aficionados a deportes como crossfit, artes marciales, baloncesto, running, futbol, rugby y, por supuesto, boxeo.