‘The Substance’ es la película de la que todo el mundo habla. Ya sea por su impactante estética o por su ritmo frenético, se trata de una pieza audiovisual que no deja indiferente a nadie. Sin embargo, hay un mensaje mucho más profundo debajo de los colores, los estilismos y los toques de humor: la midorexia o la ‘pesadilla’ de aparentar la edad real. El film tiene como protagonista a una actriz que, despedida por cumplir 50 años, decide tomar una sustancia para lograr su ‘mejor versión’, que no es ni más ni menos que una mujer joven.
Se trata de una representación de un síndrome grave, que forma parte de los Trastornos de la Imagen Corporal y está íntimamente relacionado con el Trastorno Dismórfico Corporal. La midorexia o miedo desmedido e irracional a la huella física del envejecimiento es un subtipo de trastorno de la personalidad con rasgos predominantes de egocentrismo, según explica la Dra. Remedios Gutiérrez, psiquiatra, psicoanalista, endocrinóloga y miembro fundador del CEAP.
“Es una auténtica plaga, con índices epidemiológicos que apuntan a una prevalencia de entorno al 2,4% de la población general”
“Es una auténtica plaga, con índices epidemiológicos que apuntan a una prevalencia de entorno al 2,4% de la población general”, comenta, por su parte, el psiconalista del CEAP, Juan Martínez-Mena. El porcentaje compartido por el experto, además, se incrementa en el ámbito clínico, llegando al 53% de casos en los pacientes de medicina y cirugía estética y a entorno al 12% en las consultas dermatológicas. “Nunca en la historia ha estado socialmente tan extendida la creencia de que la apariencia de juventud física equivale a valía y éxito, mientras que el que se ‘note’ la edad es considerado casi como un fracaso personal”.
SÍNTOMAS, CAUSAS Y CARACTERÍSTICAS DEL PÁNICO A ENVEJECER
Este trastorno suele partir de un gran miedo a la muerte, que se canaliza a través de un terror irracional a los cambios externos que produce el paso del tiempo. El problema viene cuando los pacientes, en un intento desesperado por no sufrir dichos cambios, caen en el sobretratamiento y los procedimientos estéticos extremos. También se recurre al ejercicio desmedido, dietas extremas y una forma de vestir y comportarse que imita a las generaciones más jóvenes.
“Entre su casuística se ha determinado que se encuentra el hecho de haberse alargado la esperanza de vida, cambiando radicalmente la percepción social sobre lo que se considera juventud: hoy una persona de 65 años todavía puede ser muy productiva, y a los 40 o 50 años es habitual que se describan como jóvenes”, añade la Dra. Remedios Gutiérrez. Pero, ¿qué sucede en la mente de estos pacientes?
La doctora explica que tienen pensamientos distorsionados sobre su edad real, es decir, se sienten más jóvenes de su edad biológica. Todo ello les lleva a, por ejemplo, tener problemas de pareja, debido a que quieren que esta siga también sus parámetros de apariencia física más juvenil. Con los hijos ocurre de un modo similar, pero en este caso por la incomodidad que sienten porque sus padres se traten de comportar y vivir como un adolescente más.
"Sería más que recomendable que se estableciese una colaboración real entre los especialistas en estética y los psiquiatras y psicoterapeutas"
LA PRESIÓN SOCIAL, UN AGRAVANTE DE LA SITUACIÓN
De la mano del miedo a la muerte y al envejecimiento, nos encontramos con la presión social. El márketing agresivo que endiosa el hecho de mantener la juventud como un gran logro se encuentra en la base de este problema de salud creciente. Actualmente, la sociedad asocia la juventud con la belleza y el éxito, lo que se conoce como beauty privilege, creando la sensación de que si no eres joven y guapo, vas a fracasar. Todo ello, unido a una Medicina Estética cada vez más accesible, ha hecho que se haya ampliado el radio de incidencia del síndrome: ha pasado de asociarse a personas de entre 40 y 50 años a incidir en personas de 30 o, incluso, 20 años.
“Teniendo en cuenta que la lucha contra el paso del tiempo está perdida de antemano y que la única solución pasa por aprender a aceptar el cambio intrínseco al envejecimiento, el mejor preventivo para no caer en la obsesión y la desesperación y aprender a aceptar la huella del tiempo sin esa tremenda carga de ansiedad, sería más que recomendable que se estableciese una colaboración real entre los especialistas en estética y los psiquiatras y psicoterapeutas”, concluye la Dra. Gutiérrez.