El cáncer de mama es mucho más que una enfermedad. Diagnósticos, tratamientos, intervenciones quirúrgicas y largas horas de espera en hospitales. Todo ello es lo primero que se nos viene a la cabeza si pensamos en esta enfermedad. Sin embargo, hay un aspecto que tiende a quedar en segundo plano: la autoestima, la salud mental, la calidad de vida o el sentirse bien con una misma.
Generalmente, el abordaje del cáncer de mama se centra en eliminar la enfermedad, sin prestar atención a otras consecuencias. Para poner el foco en todo el cómputo global del cáncer de mama, cada 19 de octubre se celebra su Día Mundial. En este contexto, cobra mucha importancia un trabajo que, generalmente, no es muy conocido: la micropigmentación oncológica.
Hace no mucho, la técnico en micropigmentación estética y oncológica, Berta Valenciano, acudió al podcast ‘La Huella de la Piel’, presentado por María Velasco, para hablar de su profesión y poner el foco en lo importante que es trabajar por mejorar el autoestima de las pacientes. “No es solo algo estético, trabajamos mucho la autoestima y las emociones”, indicaba la experta.
“El objetivo es que se puedan mirar al espejo sin la preocupación de sentir que están perdiendo su identidad”
Pero, ¿qué es la micropigmentación? Se trata de una técnica de maquillaje semipermanente que ayuda a corregir o equilibrar rasgos faciales o corporales. En concreto, existen una serie de técnicas específicas, siendo una de ellas la micropigmentaciónoncológica, pensada para aquellos pacientes que van a pasar por un proceso de quimioterapia, principalmente.
Cuando se someten a sesiones de quimioterapia, las pacientes pierden prácticamente todo su pelo, incluido el de las cejas y pestañas. De hecho, Berta Valenciano señala que uno de los tratamientos más demandados es la creación de cejas en el rostro. “El objetivo es que se puedan mirar al espejo sin la preocupación de sentir que están perdiendo su identidad”.
Del mismo modo, se trabaja también la densificación de pestañas, de una forma lo más natural posible. “Mucha gente cree que no es tan importante sentir que vamos con el rostro maquillado, pero para las pacientes oncológicas es extremadamente importante”. Para ello, se recurre siempre a pigmentos muy naturales, similares al color del pelo o la piel. Esto cobra especial importancia a la hora de realizar otro de los tratamientos más demandados: la micropigmentación de areolas.
LAS AREOLAS, DETERMINANTES EN LA AUTOESTIMA
Durante el proceso de curación de cáncer de mama, las pacientes se someten a mastectomías, cirugías de extirpación del tejido mamario. Cuando se curan, el pecho quedará reconstruido, pero sin areola ni pezón. “Muchas mujeres se miran al espejo y ven que su nuevo pecho no tiene forma, ya que le falta algo tan importante como es esa zona, es en ese momento en el que los micropigmentadores entramos en juego”.
El trabajo de estos profesionales consiste en recrear una areola, pudiendo hacerse de forma bilateral o unilateral. Por ejemplo, hay pacientes que vienen solo para trabajar un pezón, porque aún tienen el otro. En esos casos, se sirven de la otra areola natural como modelo. “Sin embargo, hay pacientes sin ambas mamas, que son un lienzo en blanco. En esos casos hacemos un trabajo en equipo: preguntamos qué les gusta, cómo era su mama, y valoramos su color de piel en todo momento”.
LA MICROPIGMENTACIÓN, SIEMPRE DE LA MANO DEL ONCÓLOGO
La experta recalca que, a la hora de aplicar la técnica al paciente, es fundamental trabajar codo con codo con su médico oncólogo. “Es necesaria la aprobación de este médico y saber en qué proceso o sesiones de quimioterapia está la paciente”. Este último aspecto es clave, y lo ideal es empezar antes incluso de las sesiones, como una forma de prevención. “Lo mejor es que vengan antes de exponerse a la quimioterapia para que, cuando su pelo natural vaya cayendo, casi no se note”. Aún así, esto no siempre es posible, pues el tratamiento comienza muy rápido tras el diagnóstico.
“Lo mejor es que vengan antes de exponerse a la quimioterapia para que, cuando su pelo natural vaya cayendo, casi no se note”
Por otro lado, cuando se aplica un tratamiento de quimioterapia, las defensas caen y la piel se vuelve más sensible. “La buena noticia es que, al no tratarse de un tatuaje, se trabaja siempre sobre las capas más superficiales de la piel. Esto evitará sangrados o heridas profundas, favoreciendo que la piel se regenere más rápido”.
La micropigmentación oncológica no solo contribuye a mejorar la apariencia física de las pacientes, sino que juega un papel fundamental en su bienestar emocional. Al restaurar características tan importantes como las cejas o las areolas, este tratamiento ayuda a recuperar la autoestima y la identidad, aspectos que son esenciales durante el proceso de curación del cáncer de mama.