Con la llegada del invierno, las bajas temperaturas, el viento y los cambios bruscos entre el frío del exterior y el calor de los interiores climatizados, la piel enfrenta desafíos significativos. Estos factores pueden provocar deshidratación, sensibilidad e incluso la alteración de la función barrera de la piel, cuyo propósito es protegernos frente a agresiones externas. En este contexto, las mascarillas nutritivas se han convertido en aliadas indispensables para mantener una piel saludable durante esta época del año.
De hecho, las mascarillas faciales no solo ofrecen una hidratación intensiva, sino que su formato permite aplicar concentraciones más altas de principios activos específicos para cada tipo de piel. “La aplicación de cosméticos en forma de mascarillasfaciales tiene la ventaja de aportar concentraciones más altas de los principios activos que consideremos adecuados, como hidratantes, antioxidantes o calmantes”, señala para Estetic.es la Dra. Soledad Sáenz Guirado, dermatóloga miembro del Grupo Español de Dermatología Estética y Terapéutica (GEDET) de la AEDV.
"El clima frío supone una agresión importante para la piel, ya que contribuye a una mayor deshidratación y a alteraciones de la función barrera, encargada de protegernos"
El invierno, en particular, es una estación que impacta negativamente en la piel. “El clima frío supone una agresión importante para la piel, ya que contribuye a una mayor deshidratación y a alteraciones de la función barrera, encargada de protegernos. Los cambios de temperatura de frío a calor en espacios cerrados con calefacciones altas tampoco son bien recibidos por nuestra piel”, explica la experta, subrayando que estos efectos pueden ser aún más intensos en personas con piel sensible o reactiva.
¿QUÉ INGREDIENTES AYUDAN A COMBATIR EL FRÍO?
Cuando se trata de mantener la piel hidratada y protegida en invierno, algunos ingredientes destacan por sus beneficios excepcionales. “El ácido hialurónico es quizás el más usado, debido a su capacidad para captar gran cantidad de agua”, explica la dermatóloga. Además, menciona otros como la glicerina, los aceites naturales y la manteca de karité, “cuya función principal es reparar la función barrera y evitar la pérdida de agua”.
Por otro lado, el mercado ofrece una amplia variedad de mascarillas que se adaptan a las necesidades específicas de cada piel, especialmente durante el invierno. “Para pieles grasas, las mascarillas de arcillas o las de tejido (sheet masks) son las más adecuadas, ya que controlan la producción de grasa. Estas últimas también funcionan bien en pieles sensibles o irritadas, gracias a su efecto calmante”, afirma la Dra. Sáenz Guirado.
En cambio, las personas con piel seca o con la función barrera alterada pueden beneficiarse más de mascarillas en crema. “Estas suelen proporcionar una hidratación más profunda y ayudan a restaurar la barrera cutánea. Hoy en día, podemos encontrar mascarillas con principios activos adecuados para cubrir todas estas necesidades”, añade.
PROTECCIÓN CONTRA EL VIENTO Y LAS BAJAS TEMPERATURAS
El uso regular de mascarillasnutritivas puede ser clave para proteger la piel de los efectos adversos del invierno. “Un extra de hidratación intensa unido a una función barrera adecuada ayudará a evitar los efectos del clima frío sobre nuestra piel”, asegura la dermatóloga. Esto es especialmente relevante en zonas con climas más extremos o para quienes pasan mucho tiempo al aire libre.
“Un extra de hidratación intensa unido a una función barrera adecuada ayudará a evitar los efectos del clima frío sobre nuestra piel”
Pero, ¿con qué frecuencia debemos usar mascarillas? Lo cierto es que esto puede variar según las características individuales de la piel y el clima. Sin embargo, la experta sugiere una pauta general. “Al menos una vez a la semana, aprovechando el fin de semana o por la noche, puede ser suficiente para muchas personas. Pero en pacientes con pieles más sensibles o que viven en climas muy fríos o ventosos, deberíamos aumentar la frecuencia de aplicación”, recomienda.
En invierno, cuidar la piel no es solo una cuestión estética, sino una necesidad para mantener su salud y función protectora. Incorporar mascarillas nutritivas en la rutina de cuidado facial puede marcar una gran diferencia en la hidratación, la protección frente a las agresiones externas y la restauración de la barrera cutánea. Con ingredientes específicos y un uso adaptado a cada tipo de piel, estas mascarillas ofrecen una solución eficaz y personalizada para los desafíos de esta estación. Como destaca la Dra. Sáenz Guirado, “dedicar tiempo a nuestra piel, especialmente en invierno, no solo ayuda a mantenerla en buen estado, sino que también previene problemas a largo plazo”.