Hidratar, reparar, aportar brillo… El cabello necesita muchos tratamientos para lucir un aspecto sano, especialmente en verano. Los grandes básicos de siempre -acondicionador y mascarilla- son el primer paso para crear una rutina de cuidados, pero hay que tener claras sus diferencias para así aprovechar sus beneficios al máximo.
Kriim resuelve las principales dudas sobre la función y el correcto modo de empleo de estos productos capilares.
La mascarilla, aunque lo mínimo es una vez cada quince días, lo más recomendable es utilizarla una vez a la semana
¿Cuál es su objetivo? El acondicionador nutre, desenreda y reduce el encrespamiento. Por su parte, la mascarilla aporta una hidratación mucho más potente ya que contiene una mayor proporción de principio activo. Además, realiza una función reparadora.
¿CÓMO DEBEN APLICARSE?
-Acondicionador: es importante diferenciar entre el formato sólido y el líquido. En ambos casos se utiliza tras el champú y con el pelo húmedo. La versión en pastilla se humedece, se frotarla directamente sobre el cabello de medios a puntas y se deja reposar de uno a tres minutos. La opción tradicional de este producto se masajea suavemente y, una vez transcurridos tres minutos aproximadamente, puede aclararse como agua tibia al igual que el anterior.
-Mascarilla: se distribuye sobre el cabello húmedo y, tras esperar entre cinco y diez minutos, puede retirarse.
¿CADA CUÁNTO TIEMPO HAY QUE UTILIZARLOS?
El acondicionador se aconseja aplicarlo después de cada lavado. La mascarilla, aunque lo mínimo es una vez cada quince días, lo más recomendable es utilizarla una vez a la semana.