La disponibilidad y fácil acceso del asfalto lo convierte en una de las superficies más accesibles para correr. Sin embargo, el impacto que se produce en rodillas, cadera y espalda puede ser notable si no se corre debidamente o si nuestro cuerpo no está listo para ello, aun cuando se utilicen unas buenas zapatillas con amortiguación.
Según Pablo Martínez, responsable de fisioterapia del Hospital IMSKE, hay tendencia en ciertos corredores a apoyar el talón primero. "El corredor pierde así el efecto amortiguador del medio pie y el impacto lo recibe la rodilla, la cadera y la espalda'', señala. Los efectos de ese impacto repetido tardan años en aflorar, cuando el daño ya ha ido progresando. Las personas que acostumbran a correr en superficies duras y regulares, donde el apoyo se repite del mismo modo, con un apoyo deficiente, pueden desarrollar la llamada rodilla del corredor o síndrome de la cintilla iliotibial.
''Estos problemas en corredores vienen principalmente provocados por una falta de adaptación de los tejidos de nuestro cuerpo a la carga y una técnica de carrera pobre. Esto crea la base para que los factores externos como al impacto repetido sobre superficies duras favorezca la aparición de patologías'', matiza Pablo Castelló, fisioterapeuta del hospital IMSKE especializado en rodilla.
COSAS A TENER EN CUENTA
1. Zancada demasiado larga. ''Cuando la rodilla se sitúa en unos 30º de flexión, la cintilla iliotibial, conectada al músculo tensor de la fascia lata, roza con el cóndilo externo del fémur'', señala Pablo Castelló. Este movimiento es propio de corredores y, en menor medida, de ciclistas. Cuando se da de forma repetitiva, acaba irritando el área y dando origen a la rodilla de corredor, síndrome de fricción, o síndrome de la banda iliotibial. Se afecta así el tejido graso interpuesto entre la cintilla y el cóndilo femoral.
La disponibilidad y fácil acceso del asfalto lo convierte en una de las superficies más accesibles para correr
2. Qué es la rodilla del corredor. ''La rodilla del corredor es una irritación de la banda iliotibial, el cóndilo femoral externo y/o la grasa situada entre ambos'', explica Pablo Castelló. Esta inflamación se produce por el roce de la cintilla iliotibial con el cóndilo externo del fémur, y es la que produce el síndrome de la cintilla iliotibial.
La falta de fuerza, control y técnica junto con factores como correr sobre superficies duras/regulares y los problemas derivados de la pisada, sobre todo en corredores pronadores, figuran entre las principales causas que provocan esta lesión.
3. Técnica al correr. El apoyo que realiza el pie condiciona la respuesta del resto del miembro inferior, pues debe adaptarse. Un pie debilitado o con alteraciones morfológicas que lo condicionen nos provocarán alteraciones en cadena, siendo la rodilla la articulación que más se suele afectar. La falta de control motor del pie va a suponer una mala técnica de carrera, dando lugar frecuentemente a un valgo de rodilla como consecuencia de este el movimiento en rotación interna que realiza la tibia al ser arrastrada por este mal apoyo. ''Esto aumenta la tensión de la cintilla provocando el roce e irritación de las estructuras ya mencionadas'', matiza Pablo Castelló.
4. Factores de riesgo. Por tanto, existen ciertas características funcionales en los pies y en las piernas que pueden forzar movimientos no recomendables. Un pie pronado (la pisada carga la parte interior del pie), condicionará la aparición de una rodilla en valgo (rodillas en x, tobillos y pies se aproximan entre sí), siendo un factor de riesgo. También es posible que una falta de control motor de la propia rodilla lleve a un valgo de la misma a pesar de un mejor apoyo del pie.
''También tenemos que tener en cuenta dentro de estos factores, aquellas personas que tengan tibia vara (arqueada hacia fuera) junto con un pie pronado. Esta situación también aumenta la tensión en la cara externa ya que el movimiento hacia rotación interna de la tibia por adaptación al pie incrementa el roce de una zona de por sí ya prominente por su morfología'', manifiesta Pablo Castelló.
La rodilla del corredor es una irritación de la banda iliotibial, el cóndilo femoral externo y/o la grasa situada entre ambos
5. Síntomas de la rodilla del corredor. El principal síntoma es el dolor en la zona externa de la rodilla. Es habitual sentirlo al hacer ejercicio, sobre todo en el de tipo repetitivo. Posteriormente quedará un dolor residual que se podrá ver aumentado al subir y bajar escaleras o flexo-extender la rodilla estando tumbados de lado con la pierna afectada arriba.
6. Evitar la actividad física. Como en tantas otras lesiones, el dolor en la rodilla del corredor está funcionando como signo de alarma. Es importante escucharlo y detener la actividad física que lo activa, sobre todo correr o hacer ciclismo, y esperar a que un fisioterapeuta pueda hacer una valoración de la lesión. De lo contrario, advierte Pablo Castelló, ''si no se trabaja la causa que está detrás de la complicación, continuará dando la cara e incluso la lesión puede ir a más''.
7. Ejercicios de musculación. Trabajar la fuerza muscular es fundamental para corregir la deficiencia del apoyo que causa la rodilla de corredor. ''El síndrome de la banda iliotibial precisa mejorar la fuerza de los músculos en la parte exterior de la cadera. De esta forma se evita que la rodilla se desplace hacia el valgo, hacia dentro al correr, reduciendo la fricción en el tendón'', comenta Pablo Castelló. ''Son importantes los ejercicios de fortalecimiento para el músculo tensor de la fascia lata y el glúteo medio, al igual que todo ejercicio que ayude a mejorar el apoyo podal fortaleciendo el tibial posterior, flexor largo del dedo gordo, soleo y gemelos''.
8. Trabajo de pies. La base de apoyo de todo nuestro cuerpo son los pies, ''creemos en la importancia de fortalecerlos e implicarlos en la actividad deportiva, permitiendo de esta forma evitar problemas en articulaciones adyacentes que derivan en lesiones como la rodilla del corredor''.
Una buena educación con el uso del calzado ayudará a evitar deformidades (tipo halux valgus) y debilidades propias de someter a nuestros pies a esta caja de aislamiento sensorial que es el calzado. ''Retomar el hábito de caminar descalzo en superficies seguras ayudara a fortalecer la musculatura intrínseca del pie, tan importante a la hora de tener un apoyo adecuado'', asegura Pablo Martínez.
9. Visitar al fisioterapeuta. Para determinar qué está ocasionando el problema y cuál es el tratamiento de la rodilla del corredor, es imprescindible visitar a un fisioterapeuta. La valoración ecográfica del área nos permitirá observar el tejido dañado y determinar si es adecuado tratar con electrolisis el espacio (interfase) entre el cóndilo femoral extremo y la cintilla, donde reside el problema la gran mayoría de las veces. Posteriormente se deberá planificar un trabajo de fortalecimiento.