El deseo por mostrar un rostro y cuerpo perfecto ha llevado a muchas mujeres y hombres a someterse a tratamientos de medicina estética. Según apuntan desde la Sociedad Española de Medicina Estética (SEME), los fines de esta modalidad son: “La restauración, el mantenimiento y la promoción de la estética, la belleza y la salud”.
Pero, ¿quién no ha ido alguna vez a un centro de estética -que no un centro médico estético- donde le prometieron resultados milagrosos? En esta línea, los expertos inciden en la cantidad de trampas que existen en medicina estética, y aclaran que del milagro a la realidad existe una gran diferencia.
La medicina estética restaura, mantiene y promociona la estética, le belleza y la salud, pero no hace milagros
La medicina nunca ha sido una ciencia exacta. A este respecto, resulta clave entender que a veces las mejoras que ofrecen estos tratamientos son parciales, y no totales. Cada paciente es un mundo, con hábitos, causas y respuestas totalmente diferentes, por lo que es imposible conocer con exactitud cuándo y en qué grado se podrá solucionar su problema.
Asimismo, cabe destacar que los tratamientos, los fármacos y la tecnología avanzan día a día y cada vez existen más soluciones para determinados problemas estéticos, que suponen una respuesta médica rápida y eficaz y, en muchos casos, aún son desconocidos.
DECÁLOGO DE CRITERIOS
A este respecto, y con el deseo de estar cerca de los pacientes, la SEME ofrece un decálogo de criterios que estos deberían seguir para acercarse a la medicina estética de la forma más eficaz y segura posible.
Destacan, entre ellos, el decir no a la “belleza rápida e inmediata”, evaluar las alternativas, no apuntar a modelos inalcanzables y ser realistas, así como, contactar solo con profesionales certificados que ofrezcan toda la información que el paciente solicite.