Raquel González, cosmetóloga y directora técnica de Perricone MD habla sobre dos términos que se aplican en las dinámicas amorosas: el ghosting y el benching, pero aplicado a la cosmética.
Mientras que el ghosting consiste en la desaparición sin previo aviso del pretendiente, el benching consiste en dejar a la persona “en el banquillo” y, como González bien explica, “ir dándote bola solo cuando le venga bien, siempre vendiéndose solo al mejor postor.”
Aplicado con los productos de cuidado facial, consiste en usar un producto durante un tiempo y después dejarlo de lado para empezar a usar una nueva conquista cosmética, y finalmente, volver a usar el primer producto al cabo de un tiempo.
El tiempo mínimo para comprender cómo actúa ese aliado en nuestro rostro es de un mes
Una dinámica que la cosmetóloga recomienda dejar de hacer:
Estefanía Nieto, directora técnica de Medik8, añade que “esto es común verlo en personas que les regalan muchos cosméticos o que son muy seguidores de cosmética. Prueban muchos productos, pero no llegan a ver el efecto real de ninguno”.
¿POR QUÉ ES MALO?
En primer lugar, no promueve las relaciones duraderas u estables con los productos. Y esto, interfiere en el proceso de poder establecer relaciones entre la piel y un cosmético. Esto es debido a que es muy difícil ver resultados en la piel si no se es fiel a un producto, pues la tez no tiene ese margen para acostumbrarse y mostrar sus beneficios.
“Los beneficios de un producto se suelen ver pasado un mes siempre y cuando se use a diario o según esté pautado en las instrucciones de utilización de ese cosmético en cuestión. Ese es el tiempo mínimo para comprender cómo actúa ese aliado en nuestro rostro”, añade Marta Agustí, directora técnica de Boutijour.
Como con las relaciones personales, ocurre los mismo con el uso de cosméticos, pues cuando no se es fiel a un producto, no se puede entregar todo lo que puede ofrecer.
PRODUCTOS QUE REQUIEREN COMPROMISO
En algunos productos se pueden notar en mayor medida los efectos de esta relación tóxica. Un ejemplo es con el ácido hialurónico; la piel se vuelve más deshidratada.
No obstante, con productos a los que nuestra piel necesita acostumbrarse, si es más negativo. Es el caso de los cosméticos ricos en algunos activos como el retinol, los ácidos exfoliantes o la vitamina C, que requieren un periodo de adaptación a la piel. Ana Yuste, experta cosmética y asesora en Purenichelab.com ejemplifica este fenómeno con las vitaminas C: “muestra sus efectos pasados tres meses y con factores de crecimiento o péptidos podemos hablar de períodos similares”.