Marrones, verdes, azules, pardos, miel o café… Nacemos con un color de ojos que nos acompañará para toda la vida. O, al menos, eso podíamos decir hasta ahora, pues ya han surgido distintas intervenciones que tienen por objetivo cambiar el color del iris. Sin ir más lejos, recientemente, se hacía viral a través de las redes sociales un mensaje de alarma ante el auge en la demanda de una cirugía basada en la colocación de unos implantes cosméticos de iris. Sin duda, estas intervenciones presentan un serio riesgo para la salud ocular.
La cirugía de implante de iris artificial consiste, según explica para Estetic el oftalmólogo Javier Hurtado, en “colocar dentro del ojo y delante del iris un tejido con forma de iris, pero con un color diferente”. En concreto, se hace una incisión o ranura en la córnea por la que se inserta un iris de silicona plegado, que después se despliega para que cubra el iris original. En palabras del Dr. Hurtado, “es como si pusieras una tela por encima con otro color”.
Según la Academia Americana de Oftalmología (AAO), estos implantes “se venden por Internet como una forma segura de cambiar el color de los ojos, pero los estudios de quienes se han sometido a este procedimiento muestran que los implantes de iris pueden dañar gravemente los ojos y la visión”. Si bien estos implantes se han utilizado en la práctica clínica para tratar a pacientes que no presentan un iris normal o funcional, como por ejemplo, después de lesiones traumáticas, el peligro nace cuando un ojo sano se somete a la intervención por motivos puramente estéticos.
Pero, ¿cuál es la aplicación médica del iris artificial? Los pacientes con aniridia (iris inexistente o parcial), coloboma (ausencia de una parte del tejido del ojo), que hayan sufrido traumatismos o defectos congénitos que afecten a la estructura del ojo y que ocasionen poca o nula visión, podrían considerar esta cirugía para mejorar el aspecto estético y su sintomatología. En estos casos, los tratamientos estarán ejecutados por profesionales certificados para evitar el progreso de su enfermedad o incluso mejorarla. Para que podamos hacernos una idea, sólo hay entre 10 y 15 oftalmólogos en todo Estados Unidos capacitados para realizar las operaciones de implante de iris artificial, ya que se necesitan varios requerimientos desde la Administración de Alimentos y Medicamentos de los Estados Unidos (FDA).
"Los implantes intraoculares de iris artificiales están completamente contraindicados por motivos estéticos", declara para Estetic la Sociedad Española de Oftalmología
Ponerse en manos de los profesionales adecuados que trabajen con materiales seguros es clave. Pero los expertos recuerdan que someterse a una intervención de este tipo por motivos estéticos es un acto inconsciente. “Se considera una mala práctica médica”, reseña el Dr. Hurtado. Y es que los riesgos que conlleva el implante de un iris artificial en un ojo sano superan cualquier motivación estética. En estos casos, la AAO refiere que algunos pacientes que se han sometido voluntariamente a la intervención ya han manifestado las siguientes consecuencias:
- Disminución de la visión y ceguera.
- Riesgo de glaucoma por el aumento de la presión intraocular, una enfermedad que puede llevar a la pérdida de la visión.
- Cataratas (opacidad en el cristalino), que generan visión borrosa.
- Lesiones en la córnea, la capa externa del ojo, por el daño en las células internas. En los casos graves, podría ser necesario un trasplante de córnea.
- Inflamación en una o varias partes del ojo, con presencia de dolor, visión borrosa y lagrimación.
La Academia Americana de Oftalmología, la Sociedad Americana de Glaucoma y la Asociación de Oftalmólogos Expertos en Lentes de Contacto “desaconsejan enérgicamente a los consumidores someterse a este procedimiento debido al documentado potencial de daño a la visión normal”. En la misma línea, la Sociedad Española de Oftalmología también confirma para Estetic los daños para la visión de la cirugía de implantes de iris cosméticos: “Los implantes intraoculares de iris artificiales pueden provocar consecuencias desastrosas para el ojo y están completamente contraindicados por motivos estéticos”.
OTROS MÉTODOS PARA EL CAMBIO DE COLOR DEL IRIS
Hay quienes no están conformes con el color de ojos que han heredado genéticamente. Se trata de un simple motivo estético que les lleva a buscar alternativas, como el implante de iris artificial. Más allá de las lentes de contacto, ninguna de ellas está exenta de sufrir graves riesgos para la salud ocular, tal y como nos explica el Dr. Hurtado:
- Lentes de contacto cosméticas: se trata de “lentillas con diferentes colores que pueden fabricarse incluso a medida”. Se consideran seguras si están fabricadas con materiales de calidad y si el usuario sigue los protocolos de cuidado recomendados.
- Gotas: se ofrecen como un método no permanente, cuyo efecto se prolonga sólo hasta 24 meses. En su manual, no aseguran el cambio de color de ojos. En palabras del oftalmólogo, “son una estafa”.
- Despigmentación del iris con láser: el iris es la estructura que da color al ojo y su color depende de la genética. Según el oftalmólogo, esta estructura “tiene una red en la que la genética pone más o menos color”. A más color, obtendremos un iris marrón. A menos color, será azul. “Con láser, sin entrar en el ojo, podemos disparar al iris para que se suelte el pigmento y quede sólo la red, con lo que se consigue aclarar el color del ojo”. Aunque esta técnica se ha probado en pacientes con problemas oculares, también “se ha realizado sin licencia ni aprobación”, recuerda el doctor.
- Pigmentación de la córnea: es un “tatuaje corneal” que “coloca un pigmento autorizado en la córnea, el ‘cristal’ transparente y curvo del ojo, para que tape el color real del ojo”. Esta técnica “se ha usado durante años para tratar las cicatrices en el ojo y es la que cuenta con menos efectos secundarios y más evidencia científica”, indica el experto. No obstante, puede haber complicaciones, tales como que el color no quede homogéneo, que se desvanezca, que el pigmento cubra zonas indeseadas, que se perfore el ojo, que provoque inflamación o heridas de repetición. También hay riesgo de que se produzcan infecciones, adelgazamiento o hinchazón de la córnea, sensibilidad a la luz, conjuntivitis y pérdida de campo visual por la zona que tapa el pigmento. Asimismo, el pigmento utilizado puede causar toxicidad.
El Dr. Hurtado recuerda que “no es lo mismo utilizar estas técnicas por motivos estéticos que para un problema del ojo”. Estos problemas oculares pueden ser el desarrollo de síntomas graves, como las molestias por la sensibilidad a la luz o la visión doble sin tratamiento, etc., que un ojo no pueda usar lentes de contacto o no someterse a un trasplante de córnea. También pueden realizarse por problemas claramente antiestéticos (cicatrices en el ojo, ojos atrofiados, ojos blancos, pupilas dilatadas o ausentes…). En cualquier caso, el experto concluye que “se necesita más investigación para optimizar los resultados y reducir las complicaciones, sobre todo en ojos normales sin problemas médicos”.