Un pecho bonito y natural es el objetivo de las mujeres que deciden someterse a una intervención de aumento de pecho. Hasta ahora, que los implantes elegidos se adaptaran a todas las posiciones que puede adoptar el cuerpo era un reto… hasta la llegada de las prótesis ergonómicas.
Según explica el cirujano plástico y estético, Federico Pérez de la Romana, “estas prótesis suponen una revolución en el mundo del aumento mamario, ya que consiguen un resultado mucho más natural, tanto a la vista como al tacto.”
Y es que, estas ventajas se deben a la cohesividad del gel de silicona que compone la matriz de la prótesis, de manera que produce “la dureza” al tacto y la responsabilidad de mantener su forma. De hecho, de la Romana asegura también que en las nuevas prótesis mamarias, la cohesividad del gel es inferior, lo que supone que al tacto sean más blandas y se palpen con mayor naturalidad.
"Si la paciente está de pie, la prótesis tiende a adoptar una forma más anatómica, y si está tumbada tiende a distribuirse más lateralmente"
Además, aunque en su estado inicial es redondo, la inferior cohesividad del gel permite una variación de ella en la forma, dependiendo de la posición de la mama. “Así, si la paciente está de pie, la prótesis tiende a adoptar una forma más anatómica, y si está tumbada tiende a distribuirse más lateralmente, dejando atrás la imagen tradicional de excesiva proyección de las prótesis, en las mujeres que han operado su pecho”, concreta el doctor.
En cuanto a la recuperación de la operación, sus principales ventajas radican en la cubierta y en la matriz de la prótesis: “la cubierta cuenta con una superficie de texturado mas uniforme y sin cavidades, a diferencia de otro tipo de prótesis, lo que traduce en una menor agresión del tejido circundante y una mejora en la no aparición de contracturas capsulares ni dobles cápsulas, ni seromas tardíos. Complicaciones que en ningún caso aparecen con los nuevos implantes”.
Por otra parte, esto hace que la superficie no se adhiera a los tejidos circundantes, permitiendo que el implante se adapte a los movimientos naturales. “También dispone de una capa interna que hace como barrera para impedir la difusión del gel, y que se visualice externamente del implante”, añade.
Otro avance ha sido la incorporación de la tecnología mediante un microchip inverso en el gel de las prótesis, que permite su correcta identificación a través de un lector. “Esto facilita conocer las características de las prótesis implantadas en la consulta, en aquellos casos en el que la paciente ha extraviado la tarjeta de las prótesis o el informe del médico”, concluye Federico Pérez de la Romana.