La gingivectomía es uno de los procedimientos estéticos más habituales para mejorar el aspecto de la sonrisa. Consiste en una intervención quirúrgica que reduce el tamaño de las encías, aunque también puede tener fines médicos como extirpar el tejido enfermo y prevenir infecciones o sangrado gingival.
Es recomendable en aquellas personas que tienen un exceso de tejido gingival, requieren tratamiento para la gingivitis severa, tienen lesiones en la zona o padecen infecciones bacterianas. Esta cirugía cambia permanentemente la línea de las encías de una persona, por lo que las encías no volverán a crecer.
Después de este procedimiento, las encías no vuelven a crecer
Su procedimiento es muy simple y rápido. La modalidad láser dura alrededor de unos 16 minutos, pero depende del tipo y cantidad de tejido involucrado, requiriendo incluso varias sesiones. Los riesgos son mínimos, incluyen un dolor leve y molestias. Raramente se complica, pero en el caso contrario, puede resultar en infecciones que se tratan con antibióticos.
En esa línea, la higiene tras el procedimiento es un aspecto fundamental de cara a la prevención de infecciones. El cepillado habitual y el empleo de hilo dental es fundamental para mantener a raya la acumulación de bacterias. No obstante, los primeros días tras la cirugía, es posible que solo sea necesario cepillar la superficie del diente para evitar alterar la zona intervenida.
GINGIVECTOMÍA VS GINGIVOPLASTIA
La gingivectomía es un tipo de cirugía que extirpa el tejido enfermo de las encías. Una de las razones para realizar este procedimiento puede ser una gingivitis grave, cuando las bacterias se infiltran en el tejido de las encías y causan inflamación y sangrado. No obstante, muchas personas optan por este mismo procedimiento por razones estéticas con la meta de mejorar el aspecto de la sonrisa, debido a un exceso de tejido que no favorece a la sonrisa.
Por su parte, la gingivoplastia trata de dar forma al tejido sano de las encías, normalmente para tratar la estética o prevenir las caries.
TIPOS DE GINGIVECTOMÍA
Principalmente, existen dos tipos de gingivectomía: mediante bisturí y láser.
El procedimiento a través del escalpelo, con el bisturí, es la manera más tradicional y común de llevar a cabo la intervención. Trata de cortar el tejido enfermo con un bisturí y permite evitar el daño de los tejidos laterales. Además, es posible llevarla a cabo de manera ambulatoria en dentistas. Uno de sus inconvenientes puede ser su complejidad, pues los cirujanos deben realizar pequeñas incisiones de gran profundidad y precisión. También, el sangrado puede ser un efecto secundario, así como la falta de precisión, que no ocurre con el láser.
El láser, es un método más preciso para eliminar el tejido gingival de manera segura, sin producir daños. Con el avance de la tecnología, cada vez son más comunes. Entre sus ventajas se encuentra su rápida recuperación: el láser cauteriza el tejido y no requiere suturas, por eso, es más rápido y evita sangrados. Sin embargo, tiende a ser un procedimiento más costoso y no todos los dentistas pueden realizarlo.