Actualmente existe una tendencia creciente a comprar productos ecológicos al incorporarlos automáticamente a una dieta “sana”, una situación que está llevando a que muchas personas hagan una mala interpretación de este término. Así como del sello biológico u orgánico. Las tres acepciones significan lo mismo: su producción ha respetado el medio ambiente, el bienestar animal y es libre de transgénicos. Lo que no significa que de forma automática estos alimentos sean saludables.
Se trata de una “moda” que está en auge, muy promovida por las grandes cadenas alimentarias que quieren dar una imagen positiva hacia los consumidores y que, además, sacan un gran beneficio. Los precios de la comida eco son muy superiores a los de la convencional.
Estos productos están elaborados sin fertilizantes, pesticidas, antibióticos y hormonas. Cualquier alimento que lleve una de estas etiquetas, aunque sea procesado, tiene que contar con el 95% de ingredientes agrarios de origen eco.
Según la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU), si el porcentaje de ingredientes biológicos de un alimento está entre el 70 y el 95% no puede denominarse ecológico, aunque puede indicar que ha usado este tipo de ingredientes. Si la cantidad ni siquiera llega al 70%, no se puede hacer ninguna mención salvo al referirse a los ingredientes concretos en la etiqueta.
Si el porcentaje de ingredientes eco de un alimento está entre el 70% y el 95% no puede denominarse ecológico
A pesar de promover la conservación del medio ambiente, diversos estudios han revelado que no existen grandes diferencias entre las propiedades nutritivas de un producto eco y las de uno tradicional.
Galletas, cereales, patatas fritas, gominolas… Son infinidad los artículos que se pueden encontrar bajo el sello eco, bio u orgánico. ¿Podríamos decir que las patatas fritas o las gominolas son alimentos saludables? Siguen siendo productos ultra procesados y, por lo tanto, perjudiciales para la salud.
El ultraprocesado consiste en un proceso industrial en el que se elaboran los productos con cinco o más ingredientes, entre los que se encuentran almidones, azúcares, aceites refinados… Muchos alimentos precocinados intentan pasar por comida saludable, pero la verdad es que su calidad nutricional es muy baja y las grasas que contienen son muy perjudiciales para el organismo.
Los alimentos que se pueden meter bajo la etiqueta de “naturales y saludables” son los que no contienen más de tres ingredientes, saco al que no pertenecen muchos de los productos que cuentan con el sello de “ecológico”.