Cada vez son más las personas de edad adulta que se someten a tratamientos de ortodoncia, de los cuales más del 67% reconoce hacerlo por motivos estéticos. Se estima que en España, 1 de cada 4 personas llevan o han llevado brackets en algún momento de su vida.
“Los brackets no son solo cosa de niños”, según la doctora Conchita Curull, de la Clínica Curull. La boca y la sonrisa, son junto a los ojos, la parte más visible e importante del rostro, según ha revelado un reciente estudio que han realizado. Y es que, la imagen de del rostro es, sin lugar a dudas, uno de los aspectos que más se tienen en cuenta a la hora de formar una primera impresión sobre un persona.
En este sentido, la Clínica Curull ha notado un incremento de los casos de ortodoncia en personas adultas que ya habían sido tratadas en su infancia. Con el paso de tiempo, el propio desgaste de las piezas dentales o la inflamación severa de las encías pueden ser las culpables de un desplazamiento de los dientes. Por ello, personas de entre 40 y 50 años de edad vuelven a necesitar aparatos dentales.
Los dientes tienden a moverse de forma natural
Sin embargo, la causa más probable de estos movimientos indeseables suele ser la ausencia de retenedores. “Los retenedores son el único medio eficaz para mantener a largo plazo los resultados obtenidos con la ortodoncia, deben ser entendidos como una fase más del tratamiento y no como un complemento” apunta la doctora Curull.
De hecho, los retenedores son aparatos fijos o removibles, que el ortodoncista coloca en la boca del paciente al finalizar el tratamiento de ortodoncia. Este aparato se coloca para que las piezas bucales no regresen a la posición inicial.
Por lo general, los dientes tienen una tendencia natural a moverse y necesitan un freno que los mantenga en la posición deseada; por eso, normalmente, el paciente conserva los retenedores de por vida, realizando revisiones periódicas con el fin de asegurar su correcto funcionamiento.
No obstante, gracias a un retratamiento con ortodoncia, es posible recuperar la sonrisa deseada, beneficiándose además de las técnicas modernas no disponibles en el momento en el que se realizaron el primer tratamiento.