La elevación de los párpados, conocida como blefaroplastia, ha ido aumentando su popularidad en los últimos años, de manera que se ha hecho un hueco en el top 5 de las cirugías estéticas más realizadas durante 2016. En particular, este procedimiento ha alcanzado su máximo crecimiento en el este de Asia, donde las personas optan por occidentalizar sus ojos por diversas razones.

No obstante, existen tres tipos distintos de cirugía dependiendo de la forma de los ojos del paciente, sus necesidades y sus condiciones de salud:

- Cirugía del párpado superior: se utiliza principalmente para mejorar la pérdida de la visión y la apariencia del ojo debido al envejecimiento o la genética. Este tipo de intervención puede restaurar la función del ojo o proporcionar un aspecto más redondeado y abierto.

- Cirugía del párpado inferior: se basa en la parte de debajo de los ojos, centrándose en la eliminación de las arrugas, y la corrección de los ojos holgados.

- Cirugía doble del párpado: se hace un pliegue en el párpado superior para conseguir un aspecto más grande del ojo. Es el más común y al que se suele hacer referencia cuando hablamos de blefaroplastia en su conjunto.

Al igual que con casi cualquier cirugía estética, puede llevarnos hasta un año comprobar el resultado final

En cuanto a los posibles efectos adversos, el primer aspecto más importante a tener en cuenta es que los resultados tardan un tiempo en manifestarse. Al igual que con casi cualquier cirugía estética, puede llevarnos hasta un año comprobar el resultado final.

Otros efectos secundarios pueden incluir cicatrices, moratones o hinchazón. Eso sí, se puede recurrir al suero fisiológico o a los colirios para aliviar la sequedad, el picor y otras molestias relacionadas con la intervención.

Desde Estetic.es recomendamos investigar todo lo posible el procedimiento antes de tomar una decisión. Además, también habría que asegurarse de que el profesional que lo va a realizar es un cirujano plástico cualificado.