Aproximadamente, las personas perdemos de media entre 50 y 150 cabellos al día, de las 150.000 fibras capilares que rellenan nuestras cabezas. Lo habitual es que estos cabellos vuelvan a salir, sin embargo, algunos factores pueden impedir su renovación. El estrés es, precisamente, uno de los motivos habituales y frecuentes en la pérdida de volumen capilar.
¿QUÉ ES LA ALOPECIA POR ESTRÉS?
Los efectos del estrés crónico quedan reflejados prácticamente en todo el cuerpo, incluidas la salud física y emocional. Y, como tal, también impacta de forma negativa en la salud capilar con la pérdida de volumen. Cuando la alopecia, término por el que se conoce a la caída del cabello, se produce por estrés continuado, la disminución de la densidad suele ser generalizada, afectando a todo el cuero cabelludo por igual. No obstante, puede observarse una reducción más notable del volumen en las denominadas ‘entradas’.
Esta condición puede afectar por igual tanto a hombres como a mujeres y se produce por la alteración en los ciclos de regeneración capilar (efluvio telógeno). Durante los episodios estresantes, el folículo piloso se desprende de la raíz y produce una caída del cabello significativa que se prolonga durante un tiempo determinado. Además, los cambios en el estado emocional también se han estudiado como posible causa de la alopecia areata, el tipo de caída capilar en la que el sistema inmune ataca las células responsables del crecimiento capilar.
CAUSAS DE LA ALOPECIA POR ESTRÉS
Para que se produzca una alopecia nerviosa o por estrés, el individuo debe estar sometido a situaciones estresantes durante un periodo de tiempo determinado. En este proceso, su cuerpo sufre alteraciones en el ritmo cardiaco y en su circulación, favoreciendo la vasoconstricción (estrechamiento de los vasos sanguíneos) que oprime el folículo piloso. Esa vasoconstricción impide que el torrente sanguíneo transporte el oxígeno y nutrientes necesarios para la regeneración de las células responsables del crecimiento capilar.
Si desaparece el factor estresante de forma temprana, lo habitual es que la melena recupere su volumen normal
Además, el estrés afecta a la producción hormonal. Cuando una persona vive periodos de ansiedad prolongados, su organismo produce más cortisol y, entre otros efectos, unos elevados niveles de esta sustancia provocan el debilitamiento del folículo y del microbioma capilar. De esta manera, los cabellos en fase de crecimiento pasan de forma repentina a la fase de caída. Una situación que puede ser preocupante en pacientes que ya tuvieran una alopecia previa.
Cabe recordar que la pérdida de cabello es habitual, ya que corresponde al ciclo de vida normal del pelo. Sin embargo, los casos de alopecia por estrés son fácilmente identificables. La sensación de estrés y tensión es uno de los síntomas más destacados, pero el más evidente es la presencia de más cabellos de lo normal en el cepillo, en el suelo o en la ropa. Esa caída es muy repentina y en sólo 1 o 2 semanas se puede notar de forma generalizada.
TRATAMIENTO PARA LA ALOPECIA POR ESTRÉS
Para abordar los casos de alopecia por estrés es fundamental atender a las causas principales del problema. Y aquí se incluye de forma relevante aliviar los agentes estresantes en la medida de lo posible. Además de la ayuda con terapia psicológica, para atajar la ansiedad se puede recurrir a las terapias de relajación y al control de la respiración. Pero lo ideal es intentar atajar de lleno el factor estresante.
Si el foco de estrés desaparece pronto, lo habitual es que la melena recupere su volumen normal en cuestión de semanas, cuando el cabello se vaya regenerando. En cualquier caso, es recomendable consultar con un profesional de la salud capilar, para que evalúe el caso y pueda ofrecer los tratamientos personalizados. En pacientes con alopecia por estrés, puede ser útil la bioestimulación y la oxigenación del cuero cabelludo para prevenir la caída y fortalecer los folículos pilosos. También la mesoterapia capilar, con inyecciones de vitaminas, minerales y sustancias que nutran el cuero cabelludo.
Otras opciones de tratamiento son el tratamiento con Plasma Rico en Plaquetas para potenciar el crecimiento del cabello o los inmunomoduladores para provocar reacciones inflamatorias controladas que estimulen la regeneración capilar. Para casos más graves, puede optarse por las inyecciones de corticoides, capaces de reducir la inflamación de los folículos y la posible respuesta autoinmune.