Envejecer es un proceso natural del cuerpo, por el que todos los seres vivos pasamos. Además, es algo relativamente positivo pues, más allá de que está asociado con la aparición de ciertas enfermedades, cansancio o debilidad, envejecer supone que estás vivo y que sigues viviendo los años que te corresponden. Sin embargo, hay personas que tienen un pánico irracional a aparentar su edad real, un miedo que se materializa a través de un trastorno de la imagen corporal: la midorexia.
Se trata de un trastorno que afecta a un 2,4% de la población mundial, y supone una incidencia mucho mayor que otros trastornos como la anorexia, de la que se suele hablar más. “De hecho, según las últimas estadísticas, la anorexia afecta a un 0,6% de la población”, explica para Estetic.esJuan Martínez-Mena, psicoanalista miembro del Centro de Estudios y Aplicación del Psiconálisis (CEAP).
“Nunca ha habido, en toda la historia, un porcentaje tan alto de personas afectadas”
“Nunca ha habido, en toda la historia, un porcentaje tan alto de personas afectadas”. Esto es, según añade el psicoanalista, consecuencia de la sobreinformación a la que vivimos sometidos, “que nos bombardea con miles de estímulos diarios enfocados en mantener la juventud a toda costa”.
A pesar de estas cifras, la midorexia no está visibilizada, aunque “es peligrosa para la salud mental, física y para la propia economía”. El experto señala que las cifras preocupantes son las relativas al ámbito clínico: “En lo relativo a las consultas de medicina y cirugía estética, su porcentaje de incidencia se incrementan hasta cerca del 53% de los pacientes de estos negocios”.
¿CÓMO AYUDAR A LOS PACIENTES?
El psicoanalista del CEAP señala que, como en cualquier trastorno de la autopercepción, es fundamental trabajar con el paciente en encontrar el verdadero origen de su problema. “Aunque exteriormente el trastorno se manifieste en una obsesión por la apariencia física, en realidad la causa subyacente suele estar relacionada con bloqueos inconscientes de circunstancias pasadas, como miedos, traumas o apegos inseguros”. Ante esta situación, cobra especial importancia la figura del psicoanalista, que trabaja ayudando a desbloquear, liberar y aprender a gestionar esos reportes inconscientes.
Una vez se ha encontrado el origen, se trabaja sobre el conjunto del recorrido vital del paciente, no solo sobre los síntomas de la midorexia. Además, se profundiza en los hechos más significativos de la vida de las personas. “Nos referimos a los que más han marcado a esa persona. Queremos desenterrar esos condicionamientos del pasado que están afectando al presente”. Así, se trata de revisitar con el paciente los verdaderos factores detonantes de esa angustia vital que está proyectando el cuerpo.
PRESTAR ATENCIÓN A LOS SÍNTOMAS, FUNDAMENTAL
Los pacientes no suelen querer aceptar ayuda de profesionales, “no es algo por lo que la gente suela acudir a consulta, sino que suele ‘salir’ como algo colateral dentro de la terapia”. De hecho, el experto señala que los pacientes tienden a no hacer caso o a no creerse lo que les dicen sus amigos y familiares, porque ellos no lo viven como un problema. Pero, ¿cómo puede el entorno del paciente saber que están ante un caso de midorexia? “Algunas conductas que pueden llevar a sospechar de que una persona padece midorexia pasan por no querer reconocer ni asumir su edad hasta sobre-tratarse estéticamente o hacer dietas y ejercicio de forma obsesiva”.
“No es algo por lo que la gente suela acudir a consulta, sino que suele ‘salir’ como algo colateral dentro de la terapia”
También pueden querer cambiar su forma de vestir y comportarse, emulando a las generaciones más jóvenes, así como pretender relacionarse con personas mucho más jóvenes como si fueran uno más o llegar a endeudarse para adquirir productos cosméticos antiedad, entre otras cuestiones.
La midorexia es un trastorno que afecta en gran medida a la calidad de vida de los pacientes y de su entorno. Sin embargo, pese a la situación, no existen recursos disponibles para los pacientes. Por ello, el CEAP ofrece, desde su Departamento de Aplicación Social (DAS), terapia social solidaria a personas con bajos ingresos porque, como en todos los problemas de salud mental, la midorexia también afecta a personas con escasos recursos. De hecho, estos pacientes, persiguiendo este ideal de la eterna juventud, acaban en la ruina.