La disfunción eréctil(DE) afecta a aproximadamente el 12% de los hombres en España, según los datos de la Asociación Española de Urología (AEU), siendo un trastorno más frecuente a partir de los 50 años. Y es que, con la edad, “los hombres pueden experimentar cambios en la función eréctil debido a varios factores”, explica en declaraciones para Estetic el Dr. Francois Peinado, Jefe de Servicio de Urología y Coordinador de la Unidad del Varón del Hospital Universitario Ruber Juan Bravo 39.
Entre estos factores, el urólogo incluye (aunque no limita) los siguientes:
- Cambios en el flujo sanguíneo: la función eréctil depende de un buen flujo sanguíneo, y con la edad, las arterias pueden estrecharse y endurecerse, reduciendo este flujo.
- Condiciones de salud subyacentes: la presencia de enfermedades como diabetes, hipertensión arterial y enfermedades cardiovasculares puede aumentar el riesgo de DE. Por ejemplo, “puede ser un síntoma temprano de problemas con el flujo sanguíneo, relacionado con condiciones como la hipertensión arterial, aterosclerosis y enfermedades cardíacas”. O también de trastornos endocrinos, ya que “las enfermedades como la diabetes pueden dañar los nervios y los vasos sanguíneos que controlan la erección. Asimismo, los nervios pueden verse afectados por trastornos neurológicos como la enfermedad de Parkinson, la esclerosis múltiple, o lesiones en la médula espinal.
- Niveles hormonales: los niveles de testosterona u otras hormonas disminuyen naturalmente con la edad, lo que puede influir en la libido y la capacidad de tener o mantener una erección.
- Salud emocional y estrés: la depresión, ansiedad o estrés también pueden afectar la capacidad sexual.
- Efectos secundarios de medicamentos: algunos fármacos comunes para tratar enfermedades crónicas pueden tener efectos secundarios, entre los que se incluye la disfunción eréctil. Son ejemplo de ello “los antidepresivos, los medicamentos para el dolor o para tratar trastornos de la próstata”, explica el experto.
- Traumatismos: las lesiones en la pelvis, la vejiga, la médula espinal o los genitales “pueden dañar las arterias o los nervios responsables de la erección”.
- Estilo de vida: perjudican los malos hábitos como el consumo excesivo de alcohol, el tabaquismo y el uso de drogas ilícitas.
- Condiciones urológicas o anatómicas: los problemas concretos con la próstata, como la hiperplasia benigna de próstata, y condiciones como la enfermedad de Peyronie también se asocian a la DE.
- Obesidad: los efectos de esta enfermedad sobre el metabolismo y la circulación pueden “causar o empeorar el trastorno”.
- Fatiga y falta de sueño: la falta de sueño y la fatiga crónica afectan a la función sexual.
Para el tratamiento de la disfunción eréctil, “es crucial buscar la causa subyacente”. De esta manera, será posible pautar el tratamiento efectivo, que “puede variar desde medicamentos y dispositivos de ayuda, hasta terapias psicológicas y cambios en el estilo de vida”. Los medicamentos orales con inhibidores de la fosfodiesterasa tipo 5 (PDE5), como el sildenafil (Viagra), tadalafil (Cialis) y vardenafil (Levitra) o avanafilo son las opciones farmacológicas empleadas.
“La disfunción eréctil puede ser un indicador temprano de otras condiciones médicas serias”
Si la causa de la disfunción es un desequilibrio hormonal, como puede ser de testosterona, la terapia de reemplazo es una de las opciones planteadas. Y si, por el contrario, es el estrés o la ansiedad, estará indicada la terapia con un psicólogo. También pueden estar indicados los dispositivos de vacío para “aumentar el flujo de sangre al pene y ayudar a lograr una erección”, o las inyecciones o supositorios peneanos, unos “medicamentos que pueden inyectarse directamente en el pene o colocarse como un supositorio en la uretra para provocar una erección”.
En casos en los que estas terapias no son efectivas, se puede recurrir a la cirugía para valorar procedimientos como la prótesis de pene. Además, el asesoramiento y la educación sexual pueden resultar “de utilidad para las parejas que enfrentan la DE debido a la falta de conocimiento o experiencia”. En cualquier caso, el urólogo recuerda que “adoptar un estilo de vida saludable puede mejorar la función sexual”, con medidas como la práctica de ejercicio, mantener un peso saludable, dejar de fumar y limitar el consumo de alcohol.
“El tratamiento de la DE puede variar desde medicamentos y dispositivos de ayuda, hasta terapias psicológicas y cambios en el estilo de vida”
Ante la sospecha de disfunción eréctil, es fundamental consultarlo con el especialista, ya que será quien paute “el tratamiento más adecuado para su situación específica, que deberá ser individualizado”. De hecho, “a menudo se utiliza un enfoque multidisciplinario para obtener los mejores resultados”, indica el Dr. Peinado. Por ello, invita a establecer una buena comunicación médico-paciente, para que “los hombres se sientan cómodos hablando abiertamente sobre cualquier problema de salud sexual”.
Por último, el urólogo señala que la manifestación de la disfunción eréctil “puede ser un indicador temprano de otras condiciones médicas serias”, aunque, afortunadamente, con un tratamiento precoz es posible alcanzar soluciones a corto plazo que mejoren el bienestar general del paciente. Por ello, anima a los hombres a acudir a las revisiones con su especialista.