La menopausia es una etapa llena de cambios para la mujer. Aunque poco a poco sus síntomas van ganando visibilidad más allá de los típicos sofocos, lo cierto es que todavía queda por hacer mucha concienciación sobre todos los aspectos que cambian en la vida de las mujeres, desde lo físico hasta lo emocional, pasando por su sexualidad. Por ejemplo, ¿habías oído hablar alguna vez del síndrome genitourinario?
Con estas palabras los médicos hacen referencia a “todos los síntomas que acontecen en la esfera genitourinaria”, es decir, en la vulva, la vagina, el clítoris, la vejiga y la uretra, tal y como explica la Dra. Matilde Gómez (@dr.matildegomez), ginecóloga con más de 30 años de experiencia y divulgadora, en su nuevo libro ‘Mujeres sin reglas’. Estos síntomas, provocados por el descenso en los niveles de estrógenos, comprenden la sequedad vulvar y vaginal, la dispareunia o dolor durante las relaciones sexuales, cistitis, infecciones de orina o incontinencia de urgencia, etc.
Según la Sociedad Española de Ginecología y Obstetricia (SEGO), el síndrome genitourinario afecta a aproximadamente el 50% de las mujeres postmenopáusicas, aunque la cifra podría aumentar en pacientes de mayor edad. Anteriormente, este problema se conocía como ‘atrofia vaginal’, pero este término “se quedaba corto” e incluso “sonaba peyorativo”, indica la ginecóloga, “al hacer referencia solo a la vagina y no incidir en los síntomas urinarios acompañantes”.
Como indicábamos, la reducción en los niveles de estrógenos es la causante del síndrome genitourinario. Durante la etapa reproductiva de la mujer, estas hormonas se encargan de vascularizar e hidratar la zona, de mantener sus tejidos elásticos y flexibles y de regular el pH. Pero con la menopausia y la consecuente bajada en la producción de estrógenos, la zona se reseca y los tejidos pierden esa elasticidad. Además, los vasos sanguíneos reducen el grosor y no conducen tanto oxígeno a las células y el pH vaginal se eleva, afectando a la microbiota vaginal.
"La sequedad vaginal no se cura con el tiempo, sino que empeora y va haciendo que nuestro canal vaginal se seque y se estreche más"
“Todos esos cambios hacen que seamos más propensas a las infecciones vaginales y de orina, que lubriquemos menos y que las relaciones duelan más o a que nos surjan picores o sensaciones extrañas en la vulva y la vagina”. Por otro lado, la disminución en la producción de colágeno (proteína encargada de dar firmeza y elasticidad a los tejidos) también provoca una pérdida de tono en la zona genitourinaria.
La ginecóloga insta a todas las mujeres que estén en la menopausia o en su transición a sospechar del síndrome genitourinario si demuestran picores, ardores o tirantez en la piel del área genital. O si manifiestan dolor durante el acto sexual, pérdida de lubricación, quizá presencia de sangre, mayor tendencia a orinar y sensación de incontinencia. Es una posibilidad que se debe contemplar con mayor atención, frente a las infecciones fúngicas o ITS que explicarían estos síntomas antes de la llegada de la menopausia.
No todas las mujeres desarrollan estos síntomas ni los viven de la misma intensidad. No obstante, la doctora indica que “la sequedad vaginal no se cura con el tiempo, sino que empeora y va haciendo que nuestro canal vaginal se seque y se estreche más”. Afortunadamente, existen vías de tratamiento para controlar los síntomas, atacando especialmente desde la prevención.
El 50% de las mujeres postmenopáusicas sufre el síndrome genitourinario, según la SEGO
Estas opciones de tratamiento se basan en el uso de hidratantes y lubricantes:
- Los hidratantes vaginales son “productos que se adhieren a la mucosa vaginal imitando las secreciones naturales o se absorben a través de las células y mejoran el pH, la acidez y la humedad de la vagina”. Estas cremas hidratantes pueden ser con sustancias mucoadhesivas o con ácido hialurónico y no requieren de receta médica.
- Los lubricantes “son productos químicos cuyo efecto dura poco y solo se indican para facilitar las relaciones sexuales, al disminuir la fricción. Por lo tanto, no sirven para hidratar”, recuerda la ginecóloga.
Si estas opciones de tratamiento no funcionan, en consulta te pueden pautar la terapia estrogénica local, muy eficaz para tratar todos los síntomas del síndrome genitourinario, o los óvulos de prasterona, molécula igual a la DHEA con efecto estrogénico y androgénico. Y si siguen sin funcionar para tratar el problema, el ospemifeno es otra alternativa de tratamiento, un modulador de los receptores de estrógeno. Será el especialista el que valore la vía que mejor se adapte a las necesidades de cada paciente.