Internet ha llegado para cambiar la forma en la que nos comunicamos. Ahora, muchas de las conversaciones las establecemos a través de las redes sociales o de aplicaciones de mensajería y, aunque la era digital nos permite una comunicación instantánea, asumimos algunos riesgos mayúsculos, como lo es la pérdida de la privacidad. De alguna manera u otra, esto también afecta a la sexualidad.
Por ejemplo, seguro que ya has oído hablar (incluso puede que lo hayas practicado alguna vez) de compartir fotos íntimas a través del móvil. Muchas parejas utilizan esta práctica sexual como solución a la distancia, para salir de la monotonía y ‘calentar’ el ambiente. Pero, como podrás imaginar, tiene sus riesgos y hoy, en Estetic, hablamos en exclusiva con la sexóloga Lucía Jiménez, portavoz de Diversual, el canal online de educación sexual más importante de habla hispana que acaba de publicar el libro ‘Más claro, SEXO’.
¿QUÉ ES EL SEXTING?
La palabra sextingviene del acrónimo de ‘sex’ y ‘texting’ y hace referencia, en palabras de la experta, al “intercambio de mensajes con contenido erótico entre dos o más personas”. Estos mensajes “pueden incluir imágenes y vídeos, o solo texto”, pero “no es algo nuevo”, pues, ya existía previamente la posibilidad de escribirse cartas con contenido sexual.
"El 'sexting' es una respuesta natural a los cambios sociales de las últimas décadas”
Lo que sí es novedoso es “el medio que se utiliza”, que son los móviles o los ordenadores, y que surge como “una respuesta natural a los cambios sociales de las últimas décadas”. El sexting podría tener algunos beneficios para cumplir determinadas necesidades sexuales con la pareja sexual. Según la sexóloga, “siempre y cuando se realice con consentimiento y deseo, puede ser un modo de estimular la imaginación, conocer sexualmente a la otra persona, o simplemente, divertirse”.
RIESGOS DE PRACTICAR SEXTING
No obstante, el sexting también lleva asociados algunos riesgos inherentes a la era digital y a la multiplicidad de los productos, de la que ya hablaba el filósodo Walter Benjamin. “El peligro es que el contenido se pueda difundir o utilizar con fines distintos a para los que fueron creados”. Con estas palabras, la experta se refiere a que los contenidos eróticos que compartimos puedan ver la luz más allá de la persona con la que se haya compartido voluntariamente esa imagen, mensaje o vídeo.
“Difundir este tipo de información está penado en España”
Precisamente, esas imágenes se puedan utilizar en algunas ocasiones para practicar ciberacoso a la persona emisora. Este hecho se puede agravar cuando hablamos de adolescentes, ya que, según un informe de UNICEF en España en 2021, el 26,8% de los adolescentes practica alguna vez sexting pasivo, el 8% un sexting activo y un 11,4% sufrió presiones para hacerlo. Se trata de unas cifras alarmantes en menores de edad, que son caldo de cultivo para el ciberacoso o incluso para que las imágenes terminen circulando en sitios web de pornografía, una infracción muy grave ya que estaríamos hablando de material pornográfico infantil.
Ante este tipo de circunstancias, que lamentablemente se dan de manera frecuente, la experta recuerda que “difundir este tipo de información está penado en España”. “El riesgo nunca es nulo, por ello, puede ser importante evitar compartir información que sea muy comprometida, como mostrar el rostro”, aconseja. Además, la Inteligencia artificial también permite, “por desgracia, generar y difundir contenido sexual de personas sin que sea real”. Por tanto, recomienda “no difundir nunca imágenes o vídeos de terceros, y denunciar si los recibimos”.