Las relaciones sexuales son importantes en la vida de casi todos los adultos. Sin embargo, no siempre se goza de una salud sexual óptima. Y no nos referimos a la presencia de enfermedades e infecciones de transmisión sexual o a otras afecciones que hagan mella en el estado de salud físico de la persona. En este caso, queremos hacer referencia, más bien, a la parte emocional de la relación sexual.
La insatisfacción durante el sexo es un problema común en nuestra sociedad, sea cual sea nuestra personalidad sexual. Hay quienes prefieren ir de flor en flor, pero en el fondo añoran una relación estable y que les llene; mientras que también puede producirse el caso contrario, es decir, quien, aun teniendo un compañero o compañera de vida, se siente insatisfecho o frustrado en la cama.
Las causas pueden ser muy diversas, pero los estereotipos sociales son uno de los motivos de mayor peso. “Hay un conjunto de ideas erróneas sobre lo que es o, mejor dicho, sobre lo que se supone que tiene que ser el sexo, apoyadas en un enfoque coitocentrista y patriarcal del mismo, que impone conductas y metas en la cama que la mayoría de las veces se hallan muy alejadas de nuestras necesidades íntimas”, explica la Dra. Emma Ribas, psicóloga, sexóloga clínica y experta en mindfulness, en su libro ‘Mindfulsex’.
"Es un modelo tan simplista y deformado que no es de extrañar que genere una amplia insatisfacción sexual"
La ausencia de una educación sexual, el mito del amor romántico difundido a través del arte y la cultura y el porno como referente han hecho crecer en la sociedad un “gran problema sociológico”, según la doctora. En ese modelo, la mujer es vista “como objeto y no como sujeto”, relegándola de esta manera a un segundo plano y olvidando sus necesidades sexuales o su deseo. Del mismo modo, esta percepción afecta también al hombre, que queda reducido al valor de sus genitales. “Es un modelo tan simplista y deformado que no es de extrañar que genere una amplia insatisfacción sexual, hasta el extremo de ser la causa última de muchas disfunciones”, señala la experta.
A pesar de haber crecido en una sociedad con estas ideas asentadas, la psicóloga reseña que hay formas de deconstruir y reaprender nuestros comportamientos sexuales. De esa manera no sólo podremos disfrutar “con plenitud” en la cama, sino también de “generar una intimidad y una conexión profundas”. Y la forma de conseguirlo es a través del trabajo de la mente con el mindfulsex.
¿QUÉ ES EL MINDFULSEX?
El mindfulsex nace de la conexión entre los términos ‘mindfulness’ y ‘sex’. En la práctica, consiste en la plena consciencia de lo que estamos haciendo, en este caso, en fijar toda nuestra atención en el acto sexual del presente para alejar cualquier condicionante y disfrutar del momento. En palabras de la Dra. Ribas, se trata de “una sexualidad lúcida y despierta, un hacer el amor teniendo plena consciencia del acto amatorio en sí mismo dejando la mente libre de cualquier pensamiento ajeno a la práctica sexual, incluido la obsesión por alcanzar el orgasmo o por llevar a cabo algún tipo de actividad determinada en la cama”.
El mindfulsex propone alejar por completo cualquier pensamiento intrusivo que pueda aparecer durante el encuentro sexual, ya sean condicionados por las prisas, el estrés o el estado de ánimo. Así, lograremos que todo fluya por sí solo para lograr una conexión interna que, a su vez, genere conexión profunda con la pareja sexual. De hecho, la experta reseña que esta práctica es capaz de generar un espacio de intimidad emocional y física que, además, permite la “reconciliación con uno mismo”.
“Hay un conjunto de ideas erróneas sobre lo que es o sobre lo que se supone que tiene que ser el sexo que la mayoría de las veces se hallan muy alejadas de nuestras necesidades íntimas”
Pero, para conseguir ese estado mental de autoconsciencia, hay que adoptar unas “actitudes” que logren ese cambio de perspectiva:
- Tomar la posición de un testigo imparcial.
- Llenarnos de paciencia para afrontar el camino, sin miras al futuro, sino al momento presente.
- Adoptar la mentalidad de un principiante, es decir, vivir el momento como si fuera la primera vez para volver a descubrirlos con intensidad.
- Tener confianza en uno mismo y en los propios sentimientos.
- Se trata de ser uno mismo, así que no hay que forzar nada ni proponerse ningún objetivo, simplemente, dejar que fluya.
- Aceptar las emociones que surjan dentro de esa conexión interna.
- Practicar la mentalidad en libertad, es decir, dejar ir tanto los pensamientos desagradables como aquellos a los que nos aferramos para “cubrir” ciertas ideas o emociones.