A pesar de haber vivido bajo los tabús durante siglos, la sociedad moderna está avanzando a pasos agigantados en cuestión de libertad sexual. Rápidamente, estamos viendo cómo cada vez se da más espacio a nuevas formas de sexualidad y de placer sexual, con personas que buscan un sexo lúdico como antes no se podía o estaba más escondido por cuestiones socioculturales. Por ejemplo, una de las prácticas que más triunfa en los últimos años es lo conocemos como ‘sexo sin compromiso’. Aunque, según explica para Estetic Laura Morán, psicóloga, terapeuta familiar y de pareja, sexóloga y autora del libro ‘Perfectamente imperfectas’, no todas las personas entienden lo mismo por ello:
“Creo que mientras algunas personas entienden que después de haber mantenido relaciones sexuales no tienen por qué mantener ningún vínculo, otras entienden que pueden mantener relaciones con más personas a la vez. Es decir, que asocian el no compromiso a la no exclusividad”. En cualquier caso, ¿qué motivos están propiciando este nuevo escenario? Aquí se dan distintos factores: la experta advierte de que el aumento de la esperanza de vida es uno de ellos, pues “cuando nos moríamos a los 30, igual no era tan difícil estar con alguien para siempre”. Además, señala que la sociedad le ha dado un valor a la parte relacional y lúdica del sexo, más allá de la función reproductiva. No obstante, a veces el vínculo es casi inevitable, “porque el (buen) sexo une mucho”, señala la experta.
Esta forma de relacionarnos sexualmente podría tener algunas consecuencias emocionales, pues el sexo sin compromiso puede resultar atractivo porque permite disfrutar de las relaciones sexuales sin desarrollar y cuidar un vínculo con esa persona después. Por ello, Morán advierte que “nadie debería tener como objetivo mantener relaciones sin compromiso, así como nadie debería prepararse con el objetivo de casarse”. “A veces, basta con querer probar para ver cómo nos hace sentir, aunque está bien ser capaces de anticiparnos porque algunas ‘aventuras’ pueden tener consecuencias más serias que otras”, continúa la sexóloga. Para evitar que haya malentendidos, la psicóloga ve “esencial comunicar qué se espera y qué se ofrece”.
¿POR QUÉ SE PRODUCEN LAS INFIDELIDADES?
Hay una creencia muy extendida de que las infidelidades responden a un síntoma de problemas en la relación de pareja. A veces sí, pero no siempre es así necesariamente, se trata de la coexistencia de “una serie de factores que pueden sacarnos del vínculo”. Estos factores pueden comprender enfados rutinarios y constantes en la pareja, distanciamiento, sensación de ser infravalorados por el otro, de ser apartados o de tener escasas relaciones sexuales. Es decir, hechos que “de alguna manera, te hacen mirar fuera de la relación”.
Sin embargo, hay casos de infidelidades que responden a las necesidades individuales de la persona. Según nos cuenta Laura Morán, “hay personas que mantienen una relación paralela y tienen presente y claro que no tienen ningún problema de afecto con su relación actual, pero esa relación paralela, cubre alguna necesidad individual, como la emoción de enamoramiento, seducción, de aumento de autoestima”. En definitiva, “hay diferentes motivos que pueden conducir a un engaño y que no siempre guardan una relación directa con la relación de pareja”.
“Parece que todos diríamos de boquilla que jamás la perdonaríamos, pero lo cierto es que hay que ver en qué contexto tiene lugar esa infidelidad”
Cuando se produce una infidelidad, “parece que todos diríamos de boquilla que jamás la perdonaríamos, pero lo cierto es que hay que ver en qué contexto tiene lugar esa infidelidad”. Como terapeuta, Morán explica que los sexólogos no se centran tanto en juzgar, sino entender por qué y para qué eso sucede. Dependiendo de qué buscaba la persona que ha ido más allá de su relación y entendiendo los motivos que se comentaban anteriormente, es precisamente la forma adecuada de superar la infidelidad.
De hecho, la terapeuta subraya que este comportamiento lo que hace es “alumbrar las grietas que hay en una relación de pareja que evidencian que no han podido resolverlas de otra manera y que pueden intentar resolverlas”. Hay otras ocasiones en las que la infidelidad “es como una bomba que dinamita la relación”, pero lo que está claro es que “en terapia no se demoniza a la persona que es infiel”, porque ha actuado de esa manera en función de unas circunstancias que hay que analizar para entender y para que no se repita la situación.
¿CÓMO SUPERAR UNA INFIDELIDAD?
Como ya se ha adelantado, superar un engaño es posible. No obstante, la sexóloga advierte de “puede quedar cierta cicatriz en el vínculo”. Como terapeuta, explica que “no todas las cicatrices tienen que ser malas o dolorosas”, pero hay que vivir un proceso de aprendizaje para superar las piedras de la relación. Primero, se trata de entender las circunstancias que han conducido a esa deslealtad amorosa, tanto a nivel vínculo como a nivel individual, y después hay que comprender en qué punto del principio lógico se encontraba la pareja para intentar resolver el conflicto. Es decir, ¿se había comunicado previamente una determinada insatisfacción? ¿Se había intentado alguna solución? ¿El individuo se había dado cuenta de sus sentimientos con anterioridad? También hay que valorar qué se obtenía en la relación paralela para identificar la carencia.
"Del engaño o de la infidelidad en sí siempre es responsable al 100% la persona que lo comete"
“La comunicación es una de las herramientas que puede blindar la relación de una infidelidad”, y precisamente, en terapia se insiste mucho sobre esta idea. Las parejas que decidan ir a consulta deberán, por lo general “acudir juntos a bastantes sesiones y, probablemente también a alguna individual”. Durante el proceso terapéutico que permita a los dos miembros superar esta complicada situación se suelen dar tres fases, que resolverán el conflicto:
- La primera es contener el dolor de la persona que ha descubierto el engaño y acompañarla, junto con el miembro infiel asumiendo las consecuencias de su conducta.
- Entender qué pasó, por qué paso y para qué pasó, teniendo en cuenta de qué manera la relación de pareja podría haber sido responsable de esa situación. “Del engaño o de la infidelidad en sí siempre es responsable al 100% la persona que lo comete, pero sobre el bienestar del vínculo y de la relación de pareja siempre son responsables los dos participantes”, aclara la experta. Se trata de descubrir por qué su relación no pudo anticiparse al engaño.
- La última fase es diseñar un futuro, ya sea conjunto o individual. Se trata de “un futuro desde la unión y la reconstrucción de la relación de pareja o de un futuro en el que sus caminos se separarían, por la infidelidad o porque quizás han descubierto que su vínculo estaba desgastado”, concluye Morán.