Al ser un tema tabú durante tantos siglos, la sexualidad ha estado siempre rodeada de mitos y falsas creencias que todavía llegan hasta nuestros días. Sin embargo, el conocimiento de nuestra intimidad es un forma más de acercarnos a nosotros mismos y a nuestra salud, ya que existen cientos de enfermedades e infecciones de transmisión sexual, así como otras cuestiones que tienen que ver con la reproducción y de las que aún queda mucho por aprender.
Aunque en los últimos años estamos viviendo un gran avance en cuanto a educación y liberación sexual, todavía quedan algunas dudas sobre aspectos relevantes que hoy, desde Estetic, nos proponemos resolver. ¡Presta atención!
DEMONTANDO MITOS SOBRE SEXUALIDAD
- “Los hombres sienten más deseo que las mujeres y tienen una mayor necesidad de tener sexo”. Esta afirmación es rotundamente falsa. Si bien es cierto que los hombres liberan testosterona, una hormona que incide en el aumento de la libido, no se trata de un factor determinante ya que el deseo sexual también está influido por otros condicionantes, como los pensamientos y fantasías interiores, la psicoafectividad, la neurología y otros factores hormonales. La autoestima también juega un papel relevante, pues el estrés o un estado de tristeza o depresión (se liberan el cortisol y la prolactina, respectivamente) influyen negativamente en las ganas de tener sexo.
- “Si tienes relaciones sexuales durante el periodo, no puedes quedarte embarazada”. Muchas personas piensan que es imposible que el espermatozoide fecunde al óvulo mientras se tiene la regla, pero nada más lejos de la realidad. Aunque es cierto que los días de mayor fertilidad se producen entre los días 10 y 16 del ciclo, las probabilidades de quedarse embarazada cuando se mantienen relaciones sexuales sin métodos anticonceptivos disminuyen, pero no desaparecen. Por este motivo, la afirmación es falsa, así que te recomendamos utilizar métodos de barrera para evitar embarazos no deseados, así como preservativo en caso de que no tengas pareja estable para no sufrir el contagio de enfermedades e infecciones de transmisión sexual.
El sexo oral, los juguetes sexuales y la masturbación también son formas de mantener relaciones sexuales y alcanzar el placer
- “Sin penetración, no hay sexo”. El sexo no se produce únicamente con la introducción del pene en la vagina, también existen otras formas de disfrutar de los demás o incluso de uno mismo, logrando un orgasmo igual de placentero. Sin ir más lejos, el sexo oral y la masturbación o el uso de juguetes sexuales en pareja o en solitario son igual de válidas para tener unas relaciones sexuales muy disfrutables. Además, son ideas de salir de la rutina y de experimentar nuevos horizontes.
- “El tamaño del pene sí que importa”. De nuevo, estamos ante un mito muy fácil de desmontar. Vivimos con la idea preconcebida de que el orgasmo se alcanza con la penetración, pero para lograrlo interviene más la funcionalidad que el tamaño o grosor del pene. De hecho, tener un falo grande es más una cuestión de masculinidad que de placer. La penetración no es la vía principal por la que llegar al clímax sexual, sino con la estimulación del punto G de cada persona y, como adelantábamos anteriormente, existen diferentes formas de tener relaciones sexuales con las que se puede complementar la penetración para disfrutar de las relaciones.
- “Las personas mayores no practican sexo”. Cumplir años no debe ser motivo para dejar de disfrutar de nuestra sexualidad. Con la menopausia se atraviesa una etapa en la que pueden descender los niveles de libido, pero se puede trabajar en ello para revertirlo. La tercera edad es una época ideal para practicar sexo y, de hecho, está indicado para ayudar a los mayores a mantenerse en forma y prevenir enfermedades cardiorrespiratorias y cardiovasculares. Incluso en las mujeres, ayuda a ejercitar el suelo pélvico y prevenir los desprendimientos de vejiga, mientras que en hombres reduce las posibilidades de sufrir cáncer de próstata. Además, las hormonas de placer que se liberan durante el sexo ayudan a aliviar los dolores, que suele ser una condición característica de la tercera edad.