Según un nuevo estudio realizado en los Institutos Nacionales de la Salud (NIH por sus siglas en inglés), las personas que consumen muchos alimentos altamente procesados consumen más calorías y ganan más peso que las que se adhieren a una dieta mínimamente procesada.
Para llevar a cabo el estudio, un grupo de 10 hombres y 10 mujeres residió durante 28 días en el Centro Clínico de los NIH en Bethesda, Maryland, con sus comidas proporcionadas por investigadores del Instituto Nacional de Diabetes y Enfermedades Digestivas y Renales.
Durante las primeras dos semanas, la mitad de los sujetos comieron lo que se denominó una ''dieta ultraprocesada''. Eso incluía alimentos que muchos considerarían como opciones razonables: tocino de pavo, ensalada de pollo hecha con pollo enlatado, yogur griego endulzado, panecillos con queso crema y horneados, y patatas fritas.
Las personas que consumen muchos alimentos altamente procesados consumen más calorías y ganan más peso que las que se adhieren a una dieta mínimamente procesada
La otra mitad se quedó con una dieta mínimamente procesada, que incluía carnes y pescados, frutas y verduras enteras, huevos, nueces y avena. Las segundas dos semanas, los participantes cambiaron de dieta.
''Encontramos que las personas consumían en exceso más de 500 calorías por día en la dieta ultraprocesada'', señala Kevin Hall, autor del estudio, quien añade que ''ganaron peso y ganaron grasa corporal''.
Aunque ambas dietas se combinaron para tener la misma cantidad de calorías, azúcar, grasa, fibra y macronutrientes, como los carbohidratos y las proteínas, las personas aumentaron casi 1 kilo mientras comían los alimentos procesados, y perdieron alrededor de eso en la otra dieta. Esto puede deberse a que las personas tienden a comer más rápidamente y consumen más grasas y carbohidratos en la dieta ultraprocesada.
''La saciedad es más alta y más duradera cuando comemos alimentos que han sido procesados mínimamente'', comenta Elisabetta Politi de Duke Diet and Fitness Center en Durham.
Por otro lado, los análisis de sangre también eran reveladores. Cuando los participantes estaban en la dieta mínimamente procesada, producían más de una hormona llamada ''PYY'' que hace que las personas se sientan llenas, y menos de una hormona llamada ''grelina'' que estimula el apetito.